Si algo han dejado claro los participantes en la primera de las mesas redondas del primer congreso español sobre coworking, que se está desarrollando entre hoy y mañana en Madrid, es que los espacios de co-trabajo no son únicamente una oficina que a alguien se le quedó grande y decidió subarrendar.
Los espacios de coworking son una extensión de una nueva forma de pensar. “El coworking es una red”, explicaba Mattia Sullini, uno de los dinamizadores del coworking en Italia,“es una oportunidad”. “El coworking no es sobre el espacio, es sobre las personas”, aseguraba. “No es trabajar en una oficina barata”.
La cultura del coworking permite poner a trabajar en un mismo espacio a personas, ideas y productos completamente diferentes. El coworking es un ejemplo más de la cultura colaborativa. “Es una comunidad para saber que pasa”, apuntaba Sullini, “una nueva manera de hacer todas las cosas”, defendía añadiendo por si a algún asistente no le quedaba claro, “de verdad”. “El coworking puedes imaginártelo como aquello que hace que en un ordenador funcionen todas las aplicaciones”, ejemplificaba.
El coworking es también, según defendían los ponentes, una manera de enfrentarse a un sistema de trabajo que no responde a las necesidades de sus trabajadores. “El sistema actual está roto, sobre todo para los jóvenes”, apuntaba Jean Yves Huwart, CEO del think tank Entreprise Globale y coworker en Bélgica, defendiendo que ahora se busca hacer cosas diferentes. No se trata sólo de qué se hace sino también con como te sientes con lo que haces.
“Los espacios coworking te permiten ampliar de forma llamativa tu red”, aseguraba Huwart, conectando al trabajador con personas de todo el mundo y de toda clase de disciplinas, algo que 10 o 15 años antes sólo estaba al alcance de aquellos que ocupaban grandes puestos directivos.
¿Y qué hacen los organismos públicos?
Estos espacios – que se han convertido en los últimos años en una apuesta de moda en prácticamente todas las ciudades – son un polo de atracción de innovación y un vivero en el que los emprendedores suelen encontrar suelo fértil para lanzar sus ideas. Y por eso no han sido pocos los organismos públicos que han decidido emplear la tendencia de moda.
El apoyo en Europa a este tipo de iniciativas es diferente según el país del que se hable. Así, Bélgica o Francia apoyan abiertamente este tipo de propuestas. Otros países son más fríos. Y otros intentan directamente aprovecharse de ellos.
En España, como apuntaba en la mesa redonda Manuel Zea, el organizador de la conferencia española, coworking se ha convertido en una de esas palabras favoritas para los políticos pero, les advierte, abrir un espacio coworking no es únicamente poner a disposición de los emprendedores una sala de trabajo. “Las cajas son menos importantes que el contenido”, aseguró.
TICbeat es media partner de la I Coworking Spain Conference
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