sábado, 30 de junio de 2012

Minitel, el fin del ‘preinternet francés’

Tienen un aspecto del pasado porque vienen – en realidad – del pasado: son los aparatos Minitel, una suerte de preinternet francés que sigue siendo empleado en Francia para algunas comunicaciones básicas y que hoy pasa a mejor vida. El 30 de julio de 2012 es el día oficial del apagón del Minitel, aunque los aparatos que conectan la red Télétel (y que se parecen más al teletexto de cualquier televisión que a internet tal como la conocemos) siguen siendo populares en el país.

El Minitel tuvo sus años de gloria en los últimos 90, cuando llegó a facturar 1.000 millones de euros, aunque había arrancado sus operaciones a principios de los años 80. Las primeras pruebas empezaron en la Bretaña, con unos terminales en 1980 en Saint-Malo y un número más considerable en 1981 en uno de los departamentos de la Alta Bretaña.

Como explicaba una noticia de la época, el aparato sustituía a las guías telefónicas en papel, ofreciendo un servicio de entrada gratuito y que sólo se encarecía con valor añadido (como ya sucedía con la llamada a los teléfonos de información) aunque los primeros usuarios no acababan de mostrarse convencidos con el aparato. “Un gadget más”, explicaba una de las primeras usuarias, señalando que continuaba prefiriendo la guía de toda la vida.

El aparato se lanzaba en 1982 a todos los hogares franceses, país en el que tuvo su mayor esplendor aunque intentó aventurarse a otros mercados más o menos cercanos geográfica o culturalmente a Francia como Canadá o Bélgica. En el año 2000 vivió su punto álgido, cuando el mayor número de domicilios franceses contaba con un Minitel. Hasta algunos servicios claramente online, como Yahoo!, pensaron en los potenciales clientes franceses que empleaban este aparato y crearon opciones Minitel.

Su muerte estaba prevista para el pasado 30 de septiembre, pero obtuvo un indulto hasta el 30 de junio, hoy, cuando nada podrá salvar ya al aparato y a la red que se construyó a su alrededor. Internet ha acabado con él. “Aunque el Minitel aún tiene facturación, el uso y el tráfico está bajando. Se dirige hacia una muerte natural”, explicaba hace unos meses un portavoz de France Telecom (la empresa responsable de su explotación) a Le Monde.

En 2010, había facturado 30 millones de euros. El 85% de esa facturación se fue a los responsables de los contenidos a los que se accedía a través de Minitel. Frente a la red (donde es difícil conseguir siempre monetizar el contenido publicado) en el servicio ofrecido a través de Minitel el retorno de la inversión es claro: consultar esos contenidos tiene un precio. Y por eso, explica también a Le Monde un experto universitario, el Minitel ha tardado tanto en desaparecer.

Cómo funciona(ba) Minitel

Minitel es poco más que una caja tonta. Una pantalla sencilla, un teclado y un módem es todo lo que conforma el aparato, que permite acceder a ciertos servicios que están en un servidor central. Foros, compra de billetes de transporte, algunos servicios básicos de los que podría ser un ‘pre-ecommerce’ o servicios de información eran las principales ofertas a las que se podía acceder desde Minitel, aunque también (y como sucedió rápidamente en internet) florecieron los servicios para adultos.

El aparato no tenía coste, únicamente se pagaba por la consulta, lo que hizo que se extendiera rápidamente por el país. Cada servicio tenía un coste diferente (se consultaba y facturaba como una llamada teléfonica). De hecho, como se pagaba por cada cosa consultada, surgieron empresas de servicios para Minitel, con una suerte de burbuja puntocom asociada al producto. Servicios para consultar la bolsa, horóscopos, tarots… fueron algunos de los primeros productos para Minitel que generaron esos millonarios del aparato, tal y como censa 20minutes.

¿Y quién lo sigue usando?

Además de abuelitos a los que les costó entender el funcionamiento de su Minitel y que no se van a reconvertir a internet, aún existen franceses que confían en su Minitel. En concreto, 400.000 aparatos siguen en funcionamiento en todo el país, con nichos de población especialmente activos en su uso.

Por ejemplo, y como ejemplifica en un artículo The New York Times, los granjeros bretones siguen recurriendo a Minitel para controlar los tiempos en sus granjas y los precios de los productos. De hecho, como confiesan al diario neoyorkino, siguen ‘adorando’ al terminal, que ha simplificado mucho su día a día laboral. “Nunca se ha roto”, explica uno de los granjeros al periódico.

Foto cc believekevin






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