Foxconn arrastra una ya larga y oscura historia por lo que respeta a derecho laboral. La compañía, la habitual fabricante asiática de las principales marcas de tecnología y que es conocida mundialmente por ser quien hace el iPad, se convirtió hace unos años en la protagonista de un escándalo que salpicaba a los gigantes para los que trabajaba: sus empleados, desesperados por unas condiciones de trabajo a todas luces difícilmente soportables, habían comenzado a suicidarse.
La firma intentó atajar la crisis al principio con medidas como la instalación de redes que impedían a sus trabajadores caer al vacío (la red los recogía antes) o haciéndoles firmar un contrato que les prohibía suicidarse, aunque no resultaron efectivas. La presión internacional fue al mismo tiempo creciendo y las grandes marcas para las que trabajaba Foxconn empezaron a tomar sus propias medidas para frenar la situación (y el impacto negativo que estaba teniendo en su imagen). Una de esas firmas, Apple, se unió el pasado mes de enero a la Fair Labor Association (FLA), un organismo de monitorización independiente de las condiciones laborales, que ha analizado la situación en Foxconn.
La FLA acaba de publicar sus primeras conclusiones sobre los cambios que está haciendo Foxconn para mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados. El organismo ha analizado la situación de tres de las fábricas de Foxconn, en Shenzhen y Chengdou, que son las que se han hecho dramáticamente célebres por la oleada de suicidios que vivió la compañía. Tras realizar el análisis, la organización recomendó un plan de cambios a 15 meses vista, con unas cuantas inspecciones para saber si la firma estaba cumpliendo con lo acordado en las fechas de cierre previstas.
El primer balance es positivo. La compañía ya ha aplicado parte de las 360 acciones de cambio recomendadas antes del 30 de junio, 89 de ellas antes incluso del cierre del calendario previsto. Foxconn ha ampliado las pausas para que sus trabajadores puedan abandonar la postura de trabajo, ha cambiado el diseño del equipamiento laboral, ha rediseñado su política de mantenimiento del lugar de trabajo y ha sometido a pruebas los equipos de emergencia.
La firma también ha dado los primeros pasos para ajustarse a los máximos legales chinos en horas de trabajo, que obligará a dejar en 40 horas el máximo trabajado por los empleados de Foxconn. La compañía ha dado un primer paso, bajando a 60 horas semanales las trabajadas. Al rediseño de los horarios, se sumará la mejora de las condiciones del seguro de desempleo de sus empleados, que pasarán ahora a tener derecho al mismo aunque no sean de la región de Shenzen.
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