lunes, 29 de julio de 2013

Los cupones no solo son para el verano

coupon

Una manicura. Un pendrive. Una cena romántica para dos. Ninguno es un bien o servicio de primera necesidad, pero resulta fácil para los internautas encontrar una oferta tentadora –a veces, de más del 90% de descuento- para cualquiera de ellos en ese inmenso océano de cupones en el que, de un tiempo a esta parte, se ha convertido Internet.

Como sucede con tantas técnicas de marketing y publicidad, la pionera del cupón descuento también fue Coca-Cola. O, mejor dicho, su creador, el farmaceútico de Atlanta John Pemberton, quien, en 1887, distribuyó gratis unas tarjetas que animaban a probar aquel nuevo producto. Han pasado 126 años, pero todavía seguimos guardando los vales promocionales con ilusión.

Dicen que los mayores picos de compra de cupones de descuento en la red se producen en la primera franja de la mañana de los días de diario: como una rutina más, los internautas consultan su bandeja de entrada y revisan, al igual que antes se hacía con los catálogos por correo, las ofertas que les llegan, picando en aquellas que les seducen más.

El temor a un consumidor infiel

Las webs de venta de cupones como Cupooon.es, que no paran de aumentar sus ingresos en España, están copadas por ofertas de ocio –que son las que mayores márgenes de beneficio suelen generar- pero no es difícil encontrarlas también en aparatos electrónicos y en moda y complementos, y, cada vez más, en productos de primera necesidad.

Estas ofertas pueden responder a promociones propias de los establecimientos que las ofrecen; a la venta de productos en stock, como sucede con los clubes de venta privada o a los portales de venta colectiva, como Cupooon.es, en los que, para hacerse efectivas, las promociones requieren de un número mínimo de compradores.

En el último caso, las webs venden los cupones de establecimientos colaboradores, cuyo beneficio procede de aquellos clientes que deciden repetir, pero a precio normal, después de haber empleado un cupón para sus servicios. Sin embargo, hay quien ve a estos vales como un arma de doble filo para los negocios, que no contribuye a la fidelización del consumidor, al que a veces se percibe como un alma que se limita a vagar en busca de promociones y descuentos. En Estados Unidos, donde existen verdaderas legiones de locos del cupón, hay, incluso, un reality show llamado Extreme Couponing, en el que han participado personas capaces de subsistir en su vida diaria únicamente a través del canjeo de cupones.

Los productos básicos deben abrirse paso

No parece que sea, todavía, el caso de España, donde la oferta de cupones por Internet parece, como se decía arriba, mayoritariamente centrada aún en el ocio. Datos recientes de la consultora Kantar Worldpanel señalaban, además, que, en su consumo cotidiano, el 78% de los hogares españoles prefieren los descuentos directos e in situ en el precio a los cupones canjeables, además de un 59% al que le sigue alegrando más recibir productos adicionales gratis. El 3×2 de toda la vida, que aún sigue triunfando a pie de caja registradora, la oferta de productos básicos, debe encontrar su hueco en los portales de cupones, y más cuando este es un negocio que parece nutrirse tanto de épocas, como esta, de dificultades económicas.

Como hay estudios casi para todos los gustos, uno de este mismo año sobre marcas, realizado por el Havas Media Group, aseguraba que solo el 11% de sus encuestados echaría en falta alguna de las marcas que actualmente consumen si ésta desapareciera. Pero casi todos los análisis realizados sobre el terreno de los cupones de descuento parecen coincidir en que los compradores prefieren siempre comprar marcas que ya conocen. Y, si no, miren lo que pasó después de que se distribuyeran aquellos cupones para probar una bebida nueva llamada Coca-Cola.

Foto cc: sdc2027





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