Quienes tengan niños pequeños cerca habrán constatado, en los últimos tiempos, que no hay nada tan intuitivo como lo táctil. La tendencia empieza a estar documentada: ahora un estudio realizado en Estados Unidos por Common Media Sense afirma que el 38% de los niños de menos de dos años de ese país están familiarizados con dispositivos móviles.
Los pequeños se mueren por coger los smartphones y las tabletas de sus padres o hermanos, pero no se trata solo de fascinación, sino de un lenguaje que comprenden casi desde bebés. Como relata el responsable del estudio, Jim Steyer, a Mashable, muchos críos tocan todas las pantallas que se cruzan en su camino, ya sean televisores u ordenadores, pues, para ellos, lo normal es que todas sean táctiles.
Cada vez más niños, cada vez más tiempo
El informe sostiene que casi dos de cada cinco niños norteamericanos han utilizado una tableta o un smartphone incluso, antes, de aprender a hablar. Y, cuando tienen 8 años, el 72% ya han empleado alguno de estos dispositivos a lo largo de su vida. Lo hacen para jugar, pero también para acceder a vídeos y contenidos multimedia.
No solo se trata de que más niños utilizan estos dispositivos, sino de que, además, los utilizan más tiempo, sobre todo si se compara el período que permanecen en contacto con ellos con el que pasan con otra tecnología como televisores, ordenadores o DVD.
Los datos de 2013 publicados por Common Sense Media indican que los niños de 0 a 8 años ya pasan una media de 15 minutos diarios delante de estas pequeñas pantallas, lo que significa que se ha triplicado desde 2011, cuando los utilizaban unos cinco minutos diarios menos.
¿Nativos digitales o niñeras virtuales?
El fundador de Common Sense Media, Jim Steyer, lo interpreta como un síntoma inequívoco de que “la generación nativa digital ya está aquí”, aunque advierte de que este fenómeno, como casi todos, tiene “sus pros y sus contras”. Por ello, alerta de que, aunque “las tabletas puedan ejercer de excelentes complementos educativos”, no se las vea como “niñeras virtuales”, puesto que abusar de ellas puede perjudicar al desarrollo de los niños.
Aun así, Steyer tilda de “demasiado conservadoras” las recomendaciones de los pediatras estadounidenses, que instan a los padres a que no permitan que sus hijos entren en contacto con estos dispositivos hasta que tengan dos años. “Debemos trabajar para que el tiempo ante la pantalla sea tiempo de aprendizaje. La tecnología, usada con cabeza, es un elemento educativo esencial”, reflexiona.
Steyer considera que, a medida que los dispositivos sean utilizados con mayor frecuencia por los niños, las compañías se preocuparán cada vez más por crear tecnología más ética, que prevenga la adicción, resulte educativa y respete la privacidad de las familias.
Foto cc: techsavvyed
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