Desde que tenemos que hablarle al mundo en tan solo 140 caracteres y desde que ser más precisos y concisos que nunca en nuestros mensajes online tiene premio, economizar palabras se ha vuelto todo un reto. Por ello hay quien empieza a plantearse qué términos resultan superfluos entre tanta nube de tags y código html. Son las palabras redundantes de las que podemos prescindir sin sentirnos demasiado culpables.
Se trata sobre todo de evitar las clásicas muletillas, esas palabras que usamos pensando que enfatizan el sentido pero, lejos de esto, únicamente estorban, son reiterativas y entorpecen la lectura. Por ejemplo, ¿quién dijo que la palabra ‘solo’ cada dos o tres líneas es mínimamente útil? Vamos a asumirlo: el 80% de las veces es (solo) paja, así que ¿por qué no quitarla cuando no es estrictamente necesaria?
Otro ejemplo clamoroso es el adverbio de modo ‘realmente’, muy utilizado en el plano verbal para enfatizar pero sin duda menos necesario en el lenguaje online, donde muchas veces es indiferente decir: “oferta realmente buena” que “gran oferta”. En la misma línea está el término ‘literalmente’. La única situación en la que añadir esta palabra no resulta reiterativo es cuando queremos explicar que lo que decimos no es una broma o una exageración. Por lo demás, si algo es verdad como la vida misma, no necesitamos especificar que es literal.
Es también curioso como el impenetrable mundo de las ofertas de trabajo en internet se empeña en confundirnos con requisitos del tipo “persona proactiva”, un adjetivo que pretende implicar un carácter emprendedor pero que en realidad es prescindible y se sobreentiende. Otra fórmula manida de estos textos de pluma virtuosa es “se valorará positivamente”, claramente redundante siempre que el objeto de la valoración sea una correcta formación académica o el dominio de tres idiomas.
En cualquier situación del lenguaje ser claro y directo está bien considerado, pero si nuestras palabras van a salir al ruedo de las nuevas tecnologías, donde todo es instantáneo y la información caduca antes incluso de ser asimilada, saber economizarlas es más importante que nunca.
Foto (cc): Simon Cockell
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