La salida de Twitter a Bolsa ha puesto sobre la mesa un “detalle” en el que muchos aún no habían reparado: la compañía es un patriarcado, un patriarcado en el que solo una mujer ocupa un puesto ejecutivo, Vijaya Gadde, quien, abogada de profesión, ejerce de consejera general desde hace cinco semanas.
Ni rastro de féminas en la junta directiva, ni tampoco en la de inversores. Tras su silencio inicial, ante la repercusión en los medios el CEO de Twitter, Dick Costolo, finalmente decidió, el sábado, pronunciarse sobre la ausencia de mujeres en su compañía y admitió que es una cuenta pendiente, aunque sí indicó que “contratar a mujeres no es tan simple como marcar una casilla”.
Otros miembros de la cúpula de Twitter han dicho, también, que aumentar la presencia femenina entre sus filas es muy importante para ellos. Pero, como recuerda la periodista del New York Times Claire Cain Miller, los números hablan por sí solos.
¿Cuántos techos de cristal hay?
No es un problema que ataña sólo a Twitter. Marissa Mayer, de Yahoo, o Sheryl Sandberg, de Facebook, son anécdotas en un mundo, el de las nuevas tecnologías, que sigue estando dirigido por hombres. El periódico estadounidense ha intentado buscar respuestas al porqué de esta situación en un reportaje publicado este fin de semana, en el que se dibuja un panorama muy similar al que existe en las tecnológicas de nuestro país: más allá de la desigualdad de oportunidades que reina en las juntas directivas de la mayoría de los sectores, el tecnológico tiene un hándicap adicional: sus problemas de imagen.
Como ya explicó TICbeat el Día Internacional de las Niñas en las TIC, pese a que los niños de ambos sexos están expuestos por igual a los estímulos tecnológicos, hacerse mujer en ese ámbito académico y profesional sigue siendo difícil.
Si bien el 96,3% de las niñas españolas de 10 a 15 años utilizan el ordenador (datos del INE), cuando llega el momento de elegir una vocación, las tornas cambian. Incluso hoy, cuando asistimos a una pronunciada feminización de las aulas universitarias de muchas titulaciones, en ingenierías como la Informática y la de Telecomunicaciones el porcentaje de chicas se ha estancado por debajo del 20% del alumnado.
Los motivos parecen ser los mismos aquí que en Silicon Valley: los estereotipos pesan aún mucho. El vicepresidente de la Asociación de Técnicos Informáticos, Luis Fernández, explicó en su momento que sigue existiendo la idea de que hay carreras que son de chicas y otras que son de chicos. Detrás de todas esas bromas sobre chicos geeks que entienden mejor a los ordenadores que a las personas subyace un tópico que, como contó a TICbeat la catedrática de Sociología Cecilia Castaño, identifica “a los hombres como habilidosos tecnológicos y patosos sociales y a las mujeres como lo contrario”. Para más inri, el estereotipo siempre va más allá de cualquier techo de cristal, según Cecilia Castaño, y se filtra en el autoconcepto, en este caso, el de las mujeres.
Curiosamente, Twitter se ha mostrado sensible con esta causa, al invertir dinero en iniciativas a favor de un mayor protagonismo de las mujeres en la tecnología como Girls Who Code. Pero de todas sus vicepresidentas ninguna es técnica: son expertas en mercados internacionales (Katie Jacobs), medios (Chloe Sladden), recursos humanos (Janet Van Huyssen) y desarrollo de negocios (Janet Messerschmidt).
Foto cc: Stelle Cadenti
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