jueves, 27 de febrero de 2014

La dualidad de la materia en los ojos de los pollos

ChickenEye

Cuando lees un titular así, lo primero que te preguntas es si han adelantado el día de los Santos Inocentes. Pero ni estamos en abril ni en diciembre y es real: según una investigación desarrollada en Princeton, las células de los ojos de los pollos están dispuestas de un modo tan especial que permiten al ojo comportarse como cristal y como líquido. Han llamado a esta disposición celular “hiperuniformidad desordenada”, esto es, caos cósmico de tamaño pollo.

Al parecer, gracias a esta organización celular, la materia muestra orden a gran distancia y desorden en la distancia corta. Me cuesta incluir esta dualidad en la clásica lista de sólido, líquido, gas, plasma y otros estados de la materia descubiertos o creados en las últimas décadas. Sin embargo, Salvatore Torquato, uno de los autores del estudio, cree que debería considerarse como un integrante más de esa exclusiva lista.

“Hemos descubierto que esos sistemas físicos están dotados con propiedades físicas exóticas y por tanto poseen capacidades novedosas”, señala Torquato, citado por Io9. Conviene señalar que para un físico de Princeton exótico no es sinónimo de playa tropical con palmeras, bebidas de extraños nombres y movimiento de caderas. Si ese exotismo, el del ojo del pollo, se acepta o no como nuevo estado de la materia, es harina de otro costal.

Pollo hasta en la sopa gracias a la evolución natural

Lo que sí confirma el estudio es la importancia del pollo en la civilización moderna. Puede que la desaparición de las abejas sea la señal inconfundible del fin del mundo, pero si desapareciese el pollo el impacto sería mayor que si acabáramos con los combustibles fósiles. La carne de pollo es indiscutiblemente una de las bases de la alimentación mundial, con un sabor capaz incluso de traspasar el umbral de Matrix. Por no hablar de la discusión metafísica del huevo y la gallina, que permanecerá cuando nadie sepa ya qué eran.

La cuestión de los ojos, en todo caso, es otro ejemplo de impresionante solución lograda por la propia evolución natural. La “hiperuniformidad desordenada” se debe al sistema para procesar la luz. Los pollos poseen cuatro fotorreceptores para ver la realidad en cuatricomía (violeta, azul, verde y rojo), además de un quinto elemento para detectar la propia luz. Todos ellos están integrados en una única capa de tejido en la retina, lo que presenta un obvio problema de “empaquetado”.

Salvatore Torquato indica que “como los conos son de diferentes tamaños, no es fácil para el sistema pasar a un estado ordenado o de cristal. El sistema no es capaz de lograr la que sería la solución óptima, esto es, la típica disposición ordenada. Cuando la pauta debe ser el desorden, también tiene que ser todo lo uniforme que sea posible. Así, la hiperuniformidad desordenada es una excelente solución”.

Lo que está claro es que la próxima vez que miremos un pollo, lo haremos con otros ojos.






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