Como os contábamos el otro día el bitcoin, la moneda virtual del momento, está pasando un auténtico calvario a causa del cierre de Mt.Gox, una de las mayores casas de intercambio de la divisa, la cual a principios de febrero empezó a dar síntomas de que algo no iba bien al suspender el servicio de retirada de dinero a sus usuarios alegando problemas técnicos y la misma que ahora ha terminado declarándose en quiebra en Japón, país donde la compañía tiene su sede central.
El propio Mark Karpeles, CEO de Mt.Gox, dio la buena nueva en una rueda de prensa celebrada el viernes en Tokio en la que pidió disculpas y confirmó lo que la rumorología ya había adelantado: que han perdido 750.000 bitcoins pertenecientes a sus usuarios y 100.000 propios a consecuencia de una intrusión en sus sistemas informáticos, lo que a su vez les ha llevado a una situación de insolvencia (no disponen del líquido suficiente para hacer frente a las obligaciones de pago producto de la pérdida de los bitcoins de los clientes).
Ante este panorama, surgen dos preguntas obvias: ¿recuperarán su inversión los usuarios de Mt.Gox? y ¿qué ocurrirá con el bitcoin? La respuesta a la primera, por mucho que Karpeles asegurara en la rueda que están trabajando duro “para encontrar una solución a nuestros problemas recientes”, es que seguramente no porque la casa que nos ocupa ha quedado muy tocada y porque al tratarse el bitcoin de una moneda desregulada a efectos legales no deben nada. En cuanto a la segunda parece que el bitcoin, a pesar de su juventud y del tortazo que ha supuesto para el ecosistema de la moneda la caída de Mt.Gox, va a sobrevivir.
Y es que por un lado tenemos que aunque el cierre de Mt.Gox ha aumentado los niveles de desconfianza hacia el bitcoin provocando la caída de su cotización, que algún otro país más se haya unido a la lista de los que han restringido su uso y que más hayan comenzado a pedir que lo prohiban del todo, esta última opción no es posible por la propia naturaleza descentralizada de la moneda y sus transacciones se han mantenido más o menos estables en torno a las 70.000 diarias (menos que en diciembre cuando alcanzaron su pico más alto pero casi el doble que hace un año).
Por el otro encontramos que diversos expertos mantienen que efectivamente el bitcoin sobrevivirá porque la caída de Mt.Gox es un incidente aislado y la moneda resistente. O dicho de otra manera, que el cierre de la casa de cambio ha sido producto de una mala gestión interna y no del protocolo más utilizado sobre el que pivota el bitcoin, planteamiento que curiosamente no sólo sostienen aquellos involucrados en organismos afines a la divisa sino también usuarios que han perdido dinero contante y sonante a causa de su volatilidad y del fin de Mt.Gox.
Obviamente esa es la teoría, o una de ellas mejor dicho, y nadie sabe realmente qué terminará ocurriendo con el bitcoin. Lo que sí parece cada vez más claro es que algo hay que modificar respecto a él porque otras casas de cambio han sufrido problemas en el pasado (en ninguno de los casos algo tan grave como lo de Mt.Gox también es cierto), por ejemplo implementar determinadas medidas en el protocolo que a su vez obliguen a las casas de cambio a disponer de sistemas capaces de controlar la maleabilidad de los bitcoins.
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