En breves días, Microsoft dejará de dar soporte al que posiblemente sea el sistema operativo más exitoso de la Historia: Windows XP. Eso significa que los agujeros de seguridad que se vayan detectando dejarán de ser parcheados, lo que generaría en breve un problema de estabilidad del sistema además de condenarnos a que nuestro PC sea incompatible con un porcentaje cada vez mayor de software. Por eso, vamos a daros unas nociones simples sobre cómo abandonar XP y subirse, en su lugar, al carro de la última versión de Windows.
Actualizar a Windows 8.1
Lo primero que debemos tener claro a la hora de iniciar la migración a Windows 8.1 es que no cabe la opción de la actualización desde tu actual sistema: hay que realizar una instalación limpia, lo que supone no conservar nuestros actuales programas y configuración una vez quede instalado el 8.1…
Microsoft ha creado un “Asistente para actualización a Windows 8” que una vez descargado y ejecutado en nuestro PC nos dirá si cumple con los requisitos de hardware necesarios (no todos los ordenadores compatibles con Windows XP pueden hacer funcionar el Windows 8), los mínimos son los siguientes: procesador 1 Ghz, 1 Gb de RAM, 16 GB de disco duro y una tarjeta gráfica compatible con Microsoft DirectX 9. Si no se cumplen… bueno, quizá ha llegado el momento de comprar un nuevo ordenador.
Aunque una instalación sin formateo de disco es posible (los archivos antiguos de tu disco duro pasarían a la carpeta C:\Windows.old), se recomienda por seguridad y comodidad hacer copias de seguridad (utilizando un disco duro externo, o unidad USB) de los archivos más relevantes antes de iniciar la migración.
Una vez completado ese paso debemos insertar el DVD de instalación de Windows (si no lo tenemos, hay una oferta para estudiantes que permite adquirir una licencia del mismo por únicamente 60 euros) y reiniciar el ordenador. Si se inicia nuestro Windows XP de toda la vida en lugar de la instalación del 8.1, debemos cambiar el orden de arranque en la configuración de la BIOS con el objeto de que se inicie desde el DVD.
El siguiente paso será seleccionar las opciones de nuestro país o región: idioma de instalación, formato de hora y moneda, y configuración del teclado. En nuestro caso, elegiremos la opción “Español” o “Español (España, internacional)” según corresponda. Y ahora ya estamos listos para instalar.
El siguiente paso sería dar formato a la partición del disco duro en la que queremos que se instale Windows, darle a instalar… y descansar un rato mientras termina. Luego sólo tendremos que seguir las indicaciones del asistente de instalación y terminar de configurar los últimos aspectos del sistema. Y por fin…
…nos daremos de bruces con la interfaz Modern UI (similar a la de la versión móvil de Windows), que supone un gran cambio con respecto al esquema básico que Windows ha venido manteniendo desde su versión 95. Pero tranquilos: con sólo pasar el cursor por la parte inferior izquierda de la pantalla podremos encontrar una barra con el acceso directo al antiguo Escritorio.
Cuando nos hayamos familiarizado con el nuevo sistema, habrá llegado el momento de empezar a reinstalar los drivers de los dispositivos, para asegurarnos de que los periféricos funcionan a la perfección.
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