miércoles, 28 de mayo de 2014

Atrapados en el laberinto del ciberespionaje

Cuando el pasado 17 de Enero de 2014 el presidente Obama compareció públicamente para explicar a sus compatriotas y a la comunidad internacional las medidas que su administración adoptaría para controlar las actividades que realizan las agencias de inteligencia del país – especialmente la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) – en materia de inteligencia de señales, en realidad comparecía con un doble objetivo. Por un lado, recordar a sus compatriotas, aliados, socios y adversarios la importancia estratégica que tiene el ciberespacio para el desarrollo económico, político y social, así como para la seguridad y defensa de su país,  y por otro, para proclamar la supremacía estadounidense en este ámbito.  Resulta pertinente recordar que el 80% de la inteligencia que emplea la administración estadounidense para apoyar sus decisiones políticas proviene del ciberespacio por lo que resultaría  ingenuo e irresponsable pensar que la primera potencia mundial esté dispuesto a renunciar a estas capacidades. La administración estadounidense es consciente que el caso Snowden le ha pasado factura al molestar a buena parte de sus compatriotas,  amigos y socios e irritar a sus enemigos pero también este episodio ha permitido a los Estados Unidos  ganar la batalla de la ciber-disuasión.

Durante los últimos días se han producido un conjunto de eventos relacionados con el ciberespionaje que han vuelto a colocar a los Estados Unidos en el punto de mira.  El 13 de Mayo,  Glenn Greenwald – abogado, periodista y confidente de Edward Snowden –  presentó su libro “No place to hide“. Entre los nuevos e interesantes datos aportados por Greenwald destacan aquellos sobre el modo en el que la NSA opera a la hora de interceptar dispositivos de comunicaciones como routers y switches antes de que lleguen a sus compradores, con el objeto de insertar chips y/o firmwares que permitan monitorizar las transferencias de datos que se realizan a través de estos dispositivos.  La respuesta de la industria no se hizo esperar, John Chambers – CEO de CISCO Systems, gigante mundial de equipamiento de telecomunicaciones- enviaba una carta al presidente Obama en la cual alertaba de cómo las practicas de la NSA estaban menoscabando de manera notable la confianza que los usuarios – ciudadanos y gobiernos extranjeros- tienen depositada en la industria TIC de los Estados Unidos. La realidad es que hoy por hoy, muchos de los amigos y socios de los Estados Unidos se muestran recelosos de adquirir tecnología a otras grandes potencias como China o Rusia por lo que el impacto sobre las ventas  que apunta Chambers habría que relativizarlos.

El 19 de mayo,  el FBI incluía a cinco militares chinos en la lista de los ciberdelincuentes más buscados. Esta decisión sin precedentes se producía después de que un jurado del distrito Oeste de Pensilvania decidiese procesar a estos cinco militares chinos por 31 cargos criminales, entre los se encuentran actividades  de ciberespionaje y cibersabotaje dirigidas contra varias empresas y sindicatos industriales estadounidenses. La relevancia del procesamiento de los cinco militares chinos reside en su motivación, el ciberespionaje económico, y  en la distinción que hace la administración Obama respecto al  ciberespionaje de estado.

Recientemente, el congresista republicano Justin Amash, uno de los principales impulsores  del USA Freedom Act- iniciativa legislativa que tiene como objetivo principal acabar con la recopilación masiva de metadatos por parte de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos- anunciaba que retiraba su apoyo a esta iniciativa por injerencias gubernamentales que tienen como objetivo perpetuar la recopilación masiva de datos por parte de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos.

En definitiva, pensar que los Estados Unidos y el resto de potencias mundiales van a renunciar a sus capacidades de ciberespionaje es una ingenuidad que no nos podemos permitir. Debemos asumir que el ciberespacio se ha convertido en un laberinto sin salida para buena parte de los ciudadanos, la mayoría de las empresas y casi la totalidad de los gobiernos del globo.

Enrique FojónEnrique Fojón Chamorro, ingeniero informático, se define como un eterno aprendiz de todas las dimensiones e implicaciones de la seguridad en el ciberespacio. Usuario habitual de las redes sociales, en especial de Twitter. Con intereses heterogéneos, pero siempre relacionados entre sí: tecnología, historia, geopolítica y deportes. Es miembro activo del Spanish Cyber Security Institute, del ISMS Forum.

 

Adolfo_Hernández_THIBERAdolfo Hernández es ingeniero informático por la UAM y actualmente desarrolla su carrera profesional entre leyes y bits como gerente de gobierno, riesgos y cumplimiento en Ecix Group. Apasionado de la ciberseguridad, la gestión de riesgos tecnológicos y la inteligencia corporativa. Usuario activo de Twitter. Es miembro activo del Spanish Cyber Security Institute, del ISMS Forum.

 






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