Después de los smartphones o tabletas, quizá los productos de tecnología que más popularidad están adquiriendo son los relojes y pulseras inteligentes o en general, los dispositivos que llamamos “vestibles”. Entre estos, los más comunes son las pulseras llamadas cuantificadoras, de las que la más popular es probablemente la Nike Fuel Band (que parece destinada a desaparecer), y que se anuncian como una forma de aumentar nuestra actividad física y mejora la salud. En TICbeat hemos podido probar un par de semanas otra de las pulseras más populares, la Fitbit Flex, para comprobar si resultan tan útiles e interesantes para ayudarnos a mejorar la salud o incluso la calidad del sueño.
La Fitbit Flex tiene un precio en nuestro mercado de 100 euros y es en realidad un pequeño dispositivo que se introduce en una pulsera de goma. En la caja del producto se suministran dos pulseras con distintas longitudes para adaptarse al grosor de tu muñeca y puedes adquirir también pulseras de otros colores al precio de unos 30 euros. En la caja se entrega también un cable especial para alojar el dispositivo y cargarlo en cualquier puerto USB de tu ordenador o con un cargador USB, y una pequeña llave para conectar de manera inalámbrica al ordenador la pulsera para la sincronización de datos (aunque lo habitual es hacer esta sincronización con el teléfono).
Llevando la Fitbit Flex
La pulsera en sí es muy cómoda de llevar si la comparas con un reloj, pero no deja de ser llevar algo extra, y si además, te gusta llevar un reloj normal, lo cierto es que a veces resulta algo incómodo llevar tantas cosas en la muñeca (esto es algo muy subjetivo). Como anécdota, si eres de los que no llevas reloj cuando estás en casa o en muchas ocasiones, sentir la pulsera en la muñeca te hace pensar que lo llevas y sin querer la miras como esperando que te dé la hora.
La pulsera y el dispositivo son resistentes al agua, las salpicaduras y el sudor, pero es curioso que las instrucciones recomiendan que no la uses para nadar ni para bañarte con ella. Y por la forma en que está construida que es una pastilla introducida dentro de la pulsera de silicona,es fácil que el agua entre y se quede dentro de la cavidad donde va el sensor. Así, la verdad es que no da mucha confianza para ducharse o para otros momentos en los que puedes tener las manos sumergidas, así que al final te ves quitándotela y poniéndotela para todas esas tareas. Y con este tipo de productos, cada vez que te lo tengas que quitar es una oportunidad para que te olvides de ponértela de nuevo, lo que supone que pasaras quizá horas sin registrar tu actividad.
La Fitbit Flex no tiene pantalla, sino que utiliza unos puntos LED luminosos que indican cómo avanzas en el progreso sobre tu objetivo de actividad, y que también sirve para darte otro tipo de información como indicación de la carga o confirmar que has pasado al modo de descanso. Además, incluye un práctico vibrador que sirve también para confirmar los cambios de estado o para informarte de que has alcanzado tu objetivo diario. Este vibrador puede usarse como una alarma silenciosa que te vendrá muy bien si quieres despertarte o ponerte una alarma discreta y que no moleste a los de tu alrededor.
De este modo, uno tiene la sensación de que lo mejor es que estas pulseras o cuantificadoras sean lo más cómodas y pequeñas, aunque no tengan pantalla ni nada parecido, pero que te permitan llevar además un reloj de manera cómoda y que sean lo más discretas posible. Es verdad que la Fitbit Flex usa algunas luces y vibraciones para las alarmas o para confirmar estados, pero podría diseñarse un sistema exclusivamente basado en las vibraciones y quizá algún LED único para hacerla más compacta.
El software
La segunda parte de la pulsera y quizá una de las más importantes es el software que funciona en el smartphone (o en el ordenador) y lo que es capaz de hacer con los datos que recibe de ella. En el caso de Fitbit, el software es uno de sus puntos fuertes y la aplicación para el smartphone es sencilla, elegante, clara y fácil de manejar. La interfaz muestra de un vistazo los datos tomados de la pulsera con los pasos dados y los kilómetros recorridos, las calorías, y los minutos de actividad, así como otros datos que puedes introducir a mano como el peso.
El software tiene también un apartado en el que puedes registrar alimentos y la cantidad que ingieres de agua, y así puedes calcular si ingieres más calorías de las que consumes. El engorro es que, como puedes imaginar, tienes que introducir a mano los alimentos, aunque el programa cuenta con una extensa base de datos para facilitar esta tarea y de manera automática te va sumando las calorías aproximadas de cada alimento. El introducir los alimentos es siempre un engorro, pero lo cierto es que cuando lo has hecho bastantes días, dado que recuerda a los que has ido introduciendo, te es más fácil volver a hacerlo ya que hay muchos alimentos que seguramente repites cada día, al menos unas cuantas veces a la semana ya sea en el desayuno, el tipo de tentempiés que tomas o incluso las comidas principales. A pesar de ello, nos imaginamos a poca gente con la constancia y la disciplina de ir introduciendo los alimentos durante un largo período de tiempo.
Otro elemento interesante del software es que te permite crear un plan para perder peso con distintos grados de dificultad y te va indicando cuántas calorías puedes ingerir para ajustarte al plan. Evidentemente, nada de esto sustituye a una consulta con un médico o experto en nutrición, ya que cada persona es distinta y el valor nutricional de los alimentos no pueden valorarse exclusivamente en función de su energía (las calorías). Así, si vas a usar la Fitbit Flex y el software incluido para hacer una dieta más o menos rigurosa, lo mejor es que consultes primero a un médico o un nutricionista para tener unas pautas sobre la dieta que puedes seguir y el tipo de alimentos que te convienen.
Por último, además del software normal, en la web de Fitbit puedes adquirir una suscripción a un servicio “premium” que cuesta 45 euros anuales y te da acceso a un “entrenador” digital personalizado y a otras funciones como informes de sueño o de alimentación.
¿Un estímulo para aumentar tu actividad?
En pulseras o dispositivos como la Fitbit Flex, hay un valor difícil de juzgar en el producto y el software, que consiste en cuánto es capaz de animarte a mejorar tu salud o a ser capaz de cumplir un plan de adelgazamiento. En este aspecto, la pulsera Fitbit Flex, en nuestra opinión, tiene como aspecto positivo lo bien organizado que está el software para el teléfono. El software también hace esta labor de estímulo con mensajes, incluso con resúmenes de actividad semanales que te llegan por e-mail que. Sin embargo, tenemos la sensación de que en este apartado se puede hacer mucho más, introduciendo más notificaciones o alertas que te animen a conseguir tus objetivos. La Flex tiene esa limitación de no tener una pantalla en la que se pudiese mostrar por ejemplo el objetivo de calorías consumidas, los pasos, etc., aunque es verdad que al hacer tres veces tap en la pulsera puedes ver una progresión de cómo estás con respecto al objetivo diario, sería mucho más indicativo tener una pantalla que mostrase las cifras básicas.
Por último, un elemento muy importante de estímulo es la posibilidad de competir en grupo o sumarse a un reto con otro usuarios, lo que funcionará cuando todos llevemos una de estas pulseras, pero de momento es todavía una rareza.
También en el ordenador. Además de para el teléfono, hay una aplicación para Mac o PC, y para usarla necesitas conectar la pequeña llave USB que se suministra con la pulsera, pero lo cierto es que si usas un smartphone y la app de Fitbit nada de esto es necesario, ya que sincronizas con el teléfono y los datos van a tu cuenta en la web de Fitbit. En esta web, accediendo con tu cuenta de usuario puedes ver todos los datos registrados por la pulsera y acceder a apartados similares a los del programa para smartphone, junto con algunos más ya que la web permite incluir muchos datos que la pulsera no toma como el pulso o la presión arterial.
Controla tu sueño
Otra de las cosas que prometen productos como la Fitbit Flex es que podrás controlar mejor tus horas de sueño o que incluso dormirás mejor. En nuestras pruebas hay dos cosas que nos han llamado la atención. Lo primero es que tienes que decirle a la pulsera que “vas a empezar a dormir” con una serie de “taps” para ponerla en modo sueño, lo que, como sabe cualquiera que no se duerma con facilidad, basta para que te sea todavía más difícil dormirte. Por otro lado, es cierto que registra tu actividad durante el sueño y te muestra en una gráfica con colores que indican cuándo has estado inquieto, cuando te has levantado… lo que en realidad no tiene mucho que ver con la calidad de tu sueño (ya que no es capaz de detectar las fases del sueño, lo que es comprensible ya que normalmente necesitarías un sensor de ondas cerebrales, es decir un electroencefalograma), aunque es verdad que en una noche que te levantes de la cama cuatro veces es difícil que descanses demasiado. Por otro lado, el software de Fitbit incluye una alarma para activar la vibración de la pulsera que resulta muy útil para no despertar o molestar a los de tu alrededor, pero no tiene ninguna función de las que buscan el momento óptimo para despertarte sino que sencillamente se activa a la hora que asignes.
Conclusión
La pulsera Fitbit Flex es un cuantificador muy sencillo, discreto, cómodo de llevar y con un software fácil de usar y muy bien acabado. Sin embargo, en el fondo sus sensores son bastante limitados, ya que básicamente es un podómetro que funciona con acelerómetros y lo único que registra son los movimientos que haces con tu mano. Así, por un lado, tiene el defecto que como podómetro, registra como pasos algunos movimientos que no lo son. Por otro lado, esto es lo único que registra, de manera que no mide tus pulsaciones, ni tiene un GPS para medir distancias, ni un altímetro, ni nada de lo que tienen los relojes más avanzados para deporte. Por ello, si entrenas corriendo o en bicicleta, al final seguirás seguramente dependiendo de tu smartphone para ello. Por otro lado, es muy discreto y cómodo, pero no tanto si además quieres llevar tu reloj en la misma muñeca, por lo que nos hubiera gustado que tuviese al menos un pequeño panel de información que funcionase también como reloj (es lo que tiene su modelo más avanzado Fitbit Force que por ahora se vende sólo en EE UU, e incluso se ha retirado temporalmente porque se están investigando si produce alergias de contacto con la piel).
La duración de la batería es de unos cuantos días por lo menos 4 y cuando la carga esta baja te aparece una notificación en el smartphone y el sistema te envía también un e-mail. Sin embargo, estaría bien que el software te avisase cuando la pulsera estuviese ya cargada o que te diese también algún aviso de que te la has dejado quitada, porque el problema de los dispositivos vestibles es muchas veces que por quitártela para cargarla después olvides ponértela de nuevo. Otro problema que hemos detectado es que a veces la pulsera confunde actividades, por ejemplo, si tocas un instrumento musical o realizas algún tipo de actividad manual puede confundir con pasos los movimientos de tu muñeca.
En definitiva, si buscas un accesorio que sea muy sencillo para aumentar tu actividad física, básicamente para caminar, y que sea muy fácil de utilizar, la Fitbit Flex es una excelente opción, pero si buscas algo más completo para hacer deporte deberás valorar pulseras o relojes con más sensores, aunque evidentemente el precio se multiplica rápidamente por dos o tres veces lo que cuesta la Fitbit Flex.
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