jueves, 29 de mayo de 2014

‘Internet de las cosas’ y su impacto en la empresa y en el sector público

El auge del llamado Internet de las Cosas o, como lo denomina Gartner, Internet de “todas” las cosas, es decir, la existencia de cada vez más objetos, personas y procesos conectados a la Red, tendrá en un futuro próximo (ya lo empieza a tener) un fuerte impacto en las empresas y organizaciones públicas. Éstas deben estar preparadas para lidiar con esta nueva ola y, sobre todo, con la avalancha de información que tendrán que filtrar, analizar y de la que deberán extraer valor si quieren seguir siendo competitivas en una sociedad ultraconectada como la actual.

Acerca de los desafíos que esta tendencia traerá consigo tanto desde el punto de vista tecnológico como en el aspecto de la nueva relación que éstas tendrán que establecer con sus proveedores, clientes y ciudadanos versó el segundo encuentro virtual impulsado por TICbeat y la plataforma de videocolaboración Mashme.tv en el marco de Debate Center, la iniciativa de debates online promovida por ambas empresas. En este último encuentro, patrocinado en esta ocasión por EMC y moderado por el analista Jaime García Cantero, participaron Luis Manuel Rodríguez, specialist system engineer manager en EMC España; Javier González Sánchez, director de Soluciones Middleware de IBM con responsabilidad en España, Portugal, Grecia e Israel; Jorge Lang, director de Innovación y Soluciones de Intel Corporation para la región Sur de Europa; y Carlos Díaz, director de Innovación de SAP para el Sur de Europa.

García abrió el debate reflexionando sobre el cambio radical que impondrá el auge del Internet de las cosas en el aspecto social: “Internet va a ser algo físico, ya no existirá la separación entre lo digital y lo físico. Lo digital será una piel que cubrirá el mundo físico y llegarán nuevos modelos de negocio”, vaticinó.

El Internet de las cosas puede cambiar mi modelo de negocio esté donde esté –añadió Carlos Díaz (SAP)–. Vamos a llegar donde queramos con la imaginación o, lo que es lo mismo, hasta donde podamos sensorizar”. Díaz se refirió a la manera en la que cambiará, por ejemplo, la manera de compra, el mundo de la salud, etc. “El dilema no será qué sensorizar sino hasta dónde llega el Internet de las cosas en mi vida pública o privada”, apuntó.

Carlos_DiazEl Internet de las cosas puede cambiar mi modelo de negocio esté donde esté”, señaló Díaz

 

 

 

Para Jorge Lang (Intel), esta tendencia será de tanto calado como la revolución industrial. “Además, hará que pasemos de la producción en masa, del café para todos, a una producción mucho más individualizada. La revolución de la Web nos ha acercado a nichos de mercado que antes eran difícilmente atacables. Lo que el Internet de las cosas nos trae son datos de la sociedad, del individuo y de las ciudades. Nos permitirá conocer a las personas y personalizar la oferta”. La primera consecuencia de esta ola, según el portavoz de Intel, será un mayor foco en el individuo, además de una mayor capacidad por parte de las empresas e instituciones de predecir el comportamiento de la sociedad.

Pero no solo: “También permitirá gestionar de una forma más sostenible las megaurbes, ya que se podrá controlar mejor el tráfico, el gasto de agua y energía, etc.”. Una utilidad importante teniendo en cuenta, como recordó Lang, que para 2020, según diversos estudios, un 65% de las personas vivirán en ciudades. “De ahí que las ciudades tengan que ser inteligentes”, apostilló.

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Otro segmento donde se atisban fuertes cambios al hilo de esta tendencia es en la industria automovilística. “Para Javier González (IBM) “en ésta se ve claramente el impacto del Internet de las cosas”. “El coche será una extensión de las capacidades de conectividad del individuo, que no notará si está en su casa o en su vehículo, ya que tendrá las mismas posibilidades de conexión”, afirmó.

Lo que parece evidente es que “el Internet de las cosas ya está entre nosotros”. Así lo señaló Luis Manuel Rodríguez (EMC), quien lo ejemplificó con el auge de las pulseras inteligentes que “recogen datos del usuario y le realizan recomendaciones relacionadas con la salud, etc. También se pone de manifiesto con los coches inteligentes y en el sector del automóvil en general. El concepto del Internet de las cosas no es del futuro, ya está aquí, y cada vez tiene mas implantación”.

LuisManuel_RodriguezEl Internet de las cosas ya está entre nosotros, sentenció Rodríguez

 

 

 

La duda, eso sí, está, según Rodríguez, en “qué pasará con toda esa información, qué pasa cuándo alguien conoce nuestros hábitos de vida, por dónde voy con mi coche todos los días… Hay que definir cómo tratar estos aspectos en lo que respecta a la seguridad y cómo extraer valor de dicha información”.

Principales motores

¿Por qué ahora? ¿Por qué una tecnología de la que se habla desde hace una década está explosionando justo en este momento? Según Lang (Intel), porque recientemente se han dado dos cambios sociales importantes. Por un lado, explicó, la sociedad se ha convertido en nativa digital. “Aunque hace diez años había cosas tecnológicamente posibles no podrían haber sido usadas por la manera en la que era la sociedad. Pero hoy en día ésta demanda que las cosas sean más fáciles e inteligentes”.

Por otro lado, según el directivo, ha sido un driver definitivo la expansión de la “cultura del todo gratis”. “La gente es menos celosa de su intimidad ahora y está dispuesta a ceder parcelas de privacidad para usar servicios gratuitos, esto es un cambio social importante”, sentenció. Una tendencia que muchas empresas están sabiendo monetizar. ¿La clave para lograrlo? “Que no lo hagan de forma intrusiva”, indicó el experto.

La masificación de la movilidad y los dispositivos digitales ha sido, según González (IBM) otro claro impulsor del Internet de las cosas. “Además es ahora cuando el consumidor ha sido consciente del poder que puede ejercer en las marcas, por ejemplo, a través de las redes sociales”, añadió.

Díaz (SAP) apuntó por su parte como uno de los grandes motores de esta tendencia el abaratamiento del coste de “sensorizar” la sociedad. “Antes poner un sensor a un objeto era más caro y solo se ubicaban estos dispositivos en objetos caros, por ejemplo en coches, máquinas de vending, etc. Pero hoy en día, gracias a la caída en precios, se puede sensorizar, por poner un ejemplo, una rueda, de modo que ésta avise cuándo va a explotar o  cuándo tiene que pasar la revisión o que las mismas ruedas nuevas pueden conseguirse con una promoción a 20 kilómetros de donde se encuentra el conductor”.

Claro que, Díaz precisó que “por muchos elementos sensorizados que tengamos hay que hacer inteligentes los datos que recogen y ponerlos en los procesos para que vayan a los clientes y las empresas puedan monetizarlos. El cierre de este círculo está cada vez más maduro”.

Es más, añadió Rodríguez, “las herramientas para analizar estos datos también han avanzado y las economías de escala ya no solo afectan a los sensores sino a la capacidad de las compañías de almacenar y analizar la información que recogen para obtener un valor real de ésta”. Por todo ello, indicó, el valor que proporcionan el Internet de las cosas unido a tecnologías como big data es “fácil de percibir”.

La seguridad, el gran desafío

Uno de los grandes retos del Internet de las cosas es la seguridad. ¿Cómo es posible garantizar ésta? “El desafío está en embeber la seguridad en todas las piezas que componen un sistema desde su diseño”, según González. Las empresas por su parte, también tendrán que tomar precauciones internamente para garantizar un acceso seguro a las aplicaciones desde distintos dispositivos, añadió.

Lang incidió en esta visión de asegurar los dispositivos desde el hardware. “El Internet de las cosas empezó con puros sensores y entonces no se pensaba en la seguridad porque no se concebía que estos sensores se conectaran desde redes abiertas. Pero la realidad es que la parte más humana del Internet de las cosas, los dispositivos vestibles, sí se conectan a redes públicas y abiertas. Por eso los dispositivos deben incorporar la seguridad de serie. Las empresas ya tienen CPD seguros, pero hay que lograr que la tengan los pequeños dispositivos con conexión, los coches, los semáforos inteligentes… hasta los cubos de basura sensorizados”.

Jorge_LangLos dispositivos deben incorporar la seguridad de serie”, afirmó Lang

 

 

 

Para Díaz, no obstante, la sensorización es en sí un elemento de seguridad. “Si llevo unas Google Glass puedo demostrar que soy yo y no otro el que está ejecutando una transacción. Así que el Internet de las cosas puede verse como algo que incorpora riesgos o que los reduce, yo prefiero la segunda opción”, reflexionó.

La privacidad es otro de los grandes desafíos, además de la seguridad. “Pero al final será el regulador quien empuje este tipo de cosas. Por ejemplo, así está ocurriendo en el caso de las utilities con la obligatoriedad del empleo de contadores inteligentes”, señaló González. No obstante, para Rodríguez, los reguladores siempre actúan algo por detrás del mercado y la sociedad. “Quizás en el mundo de la energía sí vaya marcando el paso pero al final serán los usuarios los que determinarán qué privacidad ceden a cambio de servicios y del uso de los dispositivos”, aseveró.

“El secreto es qué gana el usuario a cambio. Quizá estemos dispuestos a ceder privacidad si conseguimos una tarifa más baja del seguro, si la interacción es más atractiva… Estos aspectos son los que los oferentes tendrán que asegurar”.

El escenario español del Internet de las cosas

Curiosamente en España hay proyectos más que interesantes en el ámbito del Internet de las cosas. “Las ciudades españolas consideradas inteligentes están ya en los primeros rankings del mundo”, recordó Lang. “De hecho, España es uno de los países donde la función pública ha interiorizado mejor el papel del Internet de las cosas de cara a dar servicios públicos al ciudadano”, añadió González.

Javier_GonzalezEspaña es uno de los países donde la función pública ha interiorizado mejor el papel del Internet de las cosas”, señaló González

 

 

 

En opinión de Díaz, España destaca por proyectos relacionados con la interacción fuera del hogar (DOOH) donde Telefónica es un buen ejemplo. “Por otro lado hay empresas como Mapfre que están avanzando mucho en el concepto del pago del seguro en función del consumo del usuario. Hay muchos ejemplos al respecto”, indicó Díaz.

“Además –apostilló Rodríguez– hay muchas startups españolas relacionadas con el ámbito del Internet de las cosas. Las startups están siendo críticas en el desarrollo de este segmento”. A lo que Lang añadió que el Internet de las cosas “es un terreno abonado para los emprendedores”.

Una revolución de futuro, en el presente

Lo que en definitiva quedó claro en el debate es que el Internet de las cosas es una de las grandes olas tecnológicas para un futuro próximo. “Es una de las mayores tendencias en el salto de la segunda a la tercera plataforma tecnológica”, sentenció Rodríguez.

“Es evidente que los sensores cada vez serán más inteligentes, que todo a nuestro alrededor será capaz de tomar decisiones”, vaticinó Lang. La clave, finalizó Díaz, “es hacer posible que el Internet de las cosas se parezca lo más posible a la magia, es decir, que como usuarios no tengamos por qué saber qué hardware y qué software hay por detrás, ni qué elementos de seguridad ni cómo los datos se convierten en inteligentes. Aunque las empresas tendrán que tener claro cómo monetizar esta tendencia”.






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