José Miguel Herrero, californiano con corazón español, es un histórico del mundo digital y un amplio conocedor del ecosistema emprendedor en Europa y Estados Unidos. Después de unos años de intensa actividad como fundador y director de numerosas compañías de sesgo tecnológico como LaNetro (que posteriormente se desdobló en sus negocios, ahora llamados LaNetro y Zed) Herrero lleva ya un tiempo enfrascado en los proyectos que apoya su firma de inversión, Big Sur Ventures, nacida hace ya casi cuatro años y con la que pretende “contribuir a que España pueda ser algún día el gran sur de Europa en innovación y tecnología”, y en la plataforma Upstartup, que tiene como objetivo conectar a profesionales y startups para solventar el mayor problema al que, en su opinión, se enfrentan estas empresas: el acceso al talento, una lacra que supera incluso a las dificultades de obtener financiación.
Sobre estos proyectos y, en general, sobre el presente y futuro del ecosistema del emprendimiento y la inversión en capital riesgo tecnológico e innovador en España Herrero aporta luz en esta entrevista realizada por TICbeat.
TICbeat.- El capital riesgo dirigido a startups de sesgo tecnológico e innovador parece estar por fin tomando peso en España. ¿Cuál es su percepción al respecto?
José Miguel Herrero.- En efecto, éste ha ido creciendo y madurando en los últimos años en España, un país donde siempre ha estado más retrasado respecto a otros europeos y, sobre todo, frente a Estados Unidos. En España, de hecho, el capital riesgo ha estado siempre más vinculado a otro tipo de sectores no relacionados con la tecnología. El auge del capital riesgo early stage en innovación de TI, digital media, Internet, biotecnología, etc. es un fenómeno reciente. Por ejemplo, cuando yo buscaba inversores para Lanetro en 1999, tuvimos que ir a Londres para hacer la ronda de financiación porque en España nadie entendía de qué estábamos hablando. Afortunadamente todo ha cambiado mucho desde entonces, aunque aún estamos inmersos en un proceso de alcanzar más número de actores, más inversiones, etc.
España debe avanzar más respecto a Reino Unido o Alemania, pero la realidad es que el sector sigue creciendo, y no solo la demanda, es decir, el lado del inversor, sino también la oferta o lo que es lo mismo los proyectos viables que existen. Y ambas áreas se retroalimentan, es decir, si aumenta la inversión también habrá más proyectos y viceversa.
TB.- ¿Ve mejoras entonces también en el lado de los emprendedores?
JMH.- En la parte de la oferta se ha empezado a superar una barrera clásica: por fin ha comenzado a percibirse el emprendimiento como un camino legítimo para el éxito. Por otro lado, la crisis ha ayudado a impulsar esta actividad. Gente muy bien formada se ha visto en la situación de tener que emprender por necesidad, y es que asta última es la madre de la invención. No obstante, he de recalcar que el crecimiento de este sector es independiente de la crisis.
Por fin ha comenzado a percibirse el emprendimiento como un camino legítimo para el éxito”
TB.- ¿Considera, por tanto, que es un tema cultural la tradicional reticencia a emprender en España?
JMH.- Sí. Hace años ser emprendedor suponía estar bajo el paraguas de la sospecha, pero afortunadamente esta percepción está cambiando a buen ritmo. De hecho ahora se considera una actividad admirable. Claro que este cambio de percepción se está llevando a cabo a fuerza de martillazos y como parte del proceso de influencias exteriores.
La crisis, eso sí, ha servido para dar un mayor énfasis a este ecosistema. Además el discurso de la innovación y la necesidad de emprender en este mundo ha llegado a los poderes fácticos, es decir, al Gobierno, a las grandes empresas… de modo que se han generado proyectos de apoyo al emprendimiento muy interesantes como por ejemplo los que tiene Enisa.
TB.- ¿Pero no cree que detrás de esta explosión actual de este segmento hay una burbuja a punto de romperse?
JMH.- Está claro que en España nos encontramos en una fase expansiva de este ecosistema pero hay mucho sitio para crecer. Aún nos queda bastante para llegar a situaciones comparables con países de nuestro entorno. En cualquier caso, cuando un mercado está en expansión es normal que haya elementos que se pasen de frenada. Quizás haya un exceso de actores; por ejemplo, hay muchas incubadoras. Éstas juegan un papel muy importante pero es posible que haya demasiadas. Aunque el hecho de que haya exceso en algunas áreas no es malo. Será el propio mercado el que con el tiempo se encargue de hacer una criba del número de inversores, startups, incubadoras, etc. No veo ningún drama en este boom. Eso sí, en esta época el inversor tiene que saber elegir bien porque a veces se da que proyectos que no son tan buenos crecen más rápido que los que sí lo son. En definitiva, hablar de burbuja quizá sea demasiado y, además, cualquier expansión es buena.
Hablar de burbuja en el emprendimiento en España quizá sea demasiado; además, cualquier expansión es buena”
TB.- Hablaba del potencial riesgo de los inversores, ¿qué opinión le merece la situación actual del negocio de inversión en tecnología en España?
JMH.- Ahora hay mucho espacio para la inversión en tecnología innovadora en España a todos los niveles. Aunque donde existe más carencia de inversión es en las rondas mayores. A partir de una determinada cantidad es obligatorio irse fuera. En general, lo que buscan los inversores en startups de este tipo es una salida a Bolsa, lo que ocurre con poca frecuencia, o una venta a terceros. Respecto a este último aspecto la mayoría de los exits se realizan a empresas extranjeras, pues las españolas apenas compran startups innovadoras. Telefónica es en España una rara excepción.
TB.- Hace ya casi cuatro años creó Big Sur Ventures con el fin de invertir en empresas centradas en tecnologías innovadoras. ¿Qué tipo de startups les interesan y con qué cantidad las financian?
JMH.- Aunque Big Sur empezó como un proyecto de inversión personal hace años se puede decir que fue hace ya más de un año y medio cuando definimos su concepción actual. Nos centramos en la inversión early stage. Entramos cuando la empresa está en fases muy tempranas o cuando ya tiene algo de tracción, y con ello me refiero a que tenga un producto o un servicio ya lanzado, no hablo de que tenga facturación, ya que ésta puede ser cero. Aunque en Big Sur entramos en rondas que van desde los 50.000 hasta los 300.000 euros, lo habitual para nosotros son las de 250.000 euros aproximadamente.
¿Qué proyectos nos interesan? Los que tengan un altísimo potencial. Muchos, por ejemplo, son proyectos que replican proyectos que han tenido éxito fuera de España en el mercado nacional; estos son los más numerosos. Los menos habituales, pero que nos encantan, son los que tienen un carácter más global. Un ejemplo es Biicode. En este proyecto decidimos invertir sin tener apenas métricas de su actividad. Se trata de una solución SaaS que busca facilitar todo el proceso de desarrollo de software. En el mundo de la programación un 20% del tiempo se dedica a la integración, en lugar de a ‘tirar código’ y esta herramienta persigue mejorar este aspecto, es muy potente. Así que invertimos en esta empresa porque vimos que su proyecto era revolucionario, tenía un equipo extraordinario detrás, capacidad de escalar a nivel global…
Otro proyecto en el que invertimos es Funidelia. En este caso entramos cuando la empresa ya tenía tracción en el mercado, incluso tenían ventas. Es un ecommerce que actúa en el sector de los disfraces y la decoración festiva, replica un modelo de éxito ya existente en los Estados Unidos, pero vimos que había oportunidades en Europa porque no solo abarca el mundo B2C sino también el B2B, de modo que abre vías de negocio de cara al consumidor final y al comprador profesional de este segmento. Hasta ahora hemos invertido en cinco proyectos y estamos preparando otros dos para antes de que empiece el verano.
TB.- El segmento de la inversión early stage en el que operan está copado por otros muchos actores. ¿En qué se diferencia el posicionamiento de Big Sur respecto a otros inversores?
JMH.- El primer factor diferencial es que solemos invertir en el ámbito B2B, mientras que la mayoría de los actores prefieren el B2C. Además, nos centramos en proyectos con un sustrato tecnológico importante, un ejemplo claro es Biicode. En esta área hay también menos inversores en España. Por otro lado, nos consideramos inversores de valor añadido, es decir, no nos limitamos a invertir y a ir a los consejos sino que nos convertimos en un recurso a disposición del equipo fundador.
En Big Sur Ventures nos consideramos inversores de valor añadido, es decir, no nos limitamos a invertir y a ir a los consejos sino que nos convertimos en un recurso a disposición del equipo fundador”
TB.- Precisamente en el ámbito de la inversión en empresas de tecnología B2B recientemente irrumpía como nuevo jugador en España Swanlaab Venture Factory, que tiene como socio a Giza VC, la prestigiosa gestora de capital riesgo israelí…
JMH.- Nos parece fenomenal que entren nuevos inversores en el mercado. Además, si vienen de fuera esto significa que se están validando las cosas que se hacen en España. Significa que en España hay oportunidades. Desde luego hay sitio para más inversores. Hay un talento enorme en España. De hecho, esta es una idea que tengo desde hace tiempo. Cuando creé Big Sur como vehículo inversor y le di ese nombre lo hice por dos motivos: uno, porque soy de una zona de California así llamada poco conocida y poblada pero con gran valor; y dos, porque con ese término quería expresar el concepto de que España es una tierra de oportunidades. Ese es, de hecho, mi deseo: que España pueda ser algún día el gran sur de Europa en innovación y tecnología. Al menos en la medida de lo posible quiero contribuir a que esto sea así.
Hay sitio para más inversores. Hay un talento enorme en España”
TB.- ¿Y cuándo cree que ocurrirá esto? El fundador de Giza VC nos aseguraba recientemente en une entrevista que en 12 años España podría ser una startup nation.
JMH.- Sí, quizás dentro de una década. Pero no es sencillo. No se transforma una economía de la noche a la mañana. Pero el éxito lleva al éxito. Por ejemplo, muchos empleados de startups exitosas han fundado luego sus propias compañías. De esta manera este ecosistema se dinamiza más.
TB.- Pero aún quedan barreras que superar para que este deseo se convierta en realidad en España. ¿Cuáles son las principales en su opinión?
JMH.- Tienen que cambiar infinidad de cosas. Por ejemplo, la actitud que hay ante el riesgo en España. Y no me refiero a la de los emprendedores sino a la de los potenciales clientes de las startups. Las empresas que desarrollan soluciones B2B se encuentran con un problema en España: para vender necesitan encontrar perfiles innovadores en la función de compras de las empresas cliente. Es decir, perfiles que asuman el riesgo de adquirir y probar una tecnología nueva de una empresa nueva. Hacerlo supone ventajas enormes aunque, claro, conlleva un riesgo. En Estados Unidos la mayoría de las compañías no tienen este tipo de perfiles innovadores, pero como es un mercado tan amplio sí hay el número suficiente para que estas startups funcionen. El problema es que en España no encuentras a este tipo de compradores innovadores dentro de las empresas. Hay que cambiar la mentalidad de las personas que trabajan en la función de compras y aún queda mucho por avanzar en este sentido. La innovación es esencial para que las empresas grandes mejoren su competitividad, pero éstas tienen que aprender a aceptar el fracaso.
TB.- Pero sí hay empresas españolas que están optando por tecnologías de startups innovadoras. El BBVA en banca y Telefónica en el mundo telco son dos ejemplos.
JMH.- Sí, hay empresas que están trabajando para cambiar procesos internos pero aún tienen que ser muchas más.
TB.- ¿Y dónde ve, por cierto, las grandes oportunidades en el mundo de la tecnología B2B?
JMH.- Triunfarán los proyectos buenos que solucionen un problema grande de forma muy innovadora. Tienen que ser empresas con una solución que aporte ventajas diferenciales y respaldada por un equipo extraordinario con todas las competencias necesarias para llegar al éxito.
TB.- Cambiando de tercio, el Gobierno prepara la Ley de Fomento Empresarial, que incluye una propuesta para regular el crowdfunding que ha causado un importante malestar entre los principales actores de estas plataformas y muchos inversores, ya que limitará el montante que estos últimos pueden destinar a los proyectos, entre otros aspectos. ¿Qué opina al respecto?
JMH.- Yo no soy inversor en la modalidad de crowdfunding pero reconozco que esta ley se puede mejorar. En general soy de la opinión de que al mercado, cuantas menos trabas se le pongan, mejor. Por otro lado, aunque los mercados financieros norteamericanos nos dan ‘sopas con ondas’ en este aspecto, sí es cierto que ha habido escándalos recientes en España, como el tema de las preferentes, que han llevado al Gobierno a querer proteger al inversor, de ahí que se quiera limitar el montante por proyecto a 3.000 euros. Pero es una cantidad demasiado baja. Además, yo lo que haría es aplicar lo que se hace en Estados Unidos con el concepto de inversor cualificado. En cualquier caso, el crowdfunding es un elemento más de un mercado financiero completo.
TB.- Ya que hablamos de regulaciones me gustaría saber cómo valora otra Ley, ésta ya aprobada hace unos meses: la de Apoyo a los Emprendedores.
JMH.- También es mejorable. Es demasiado tímida. Da la sensación de que no se entiende bien el problema del emprendimiento o que simplemente se ha querido hacer algo de cara a la galería. Por ejemplo, los incentivos para los business angels podían ser bastante mayores. Estamos a años luz del mercado inglés, por poner un ejemplo.
TB.- Otro de sus proyectos, además de Big Sur, es Upstartup, una plataforma para conectar a startups y talento, que se ha renovado recientemente, por cierto. ¿Qué tal está funcionando esta iniciativa?
JMH.- Bien, tiene una aceptación importante. Nuestro reto con Upstartup es añadir valor, ser un elemento dinamizador más del mundo del emprendimiento. Además resuelve el acceso al talento por parte de las startups, el gran problema al que se enfrentan estas empresas en todas sus fases. La mayoría de la gente no quiere trabajar en una startup. Hay personas que sí, bien porque quieren tener la sensación de que son un agente real de cambio, o poder hacer una contribución directa. El problema es dónde encontrarles y Upstartup intenta facilitarlo.
Nuestro reto con Upstartup es añadir valor, ser un elemento dinamizador más del mundo del emprendimiento”
TB.- ¿Tan grave es la falta de talento en el ecosistema de las startups?
JMH.- Sí. De hecho, para las startups el problema de la falta de talento es mayor que el acceso a la financiación. En cualquier caso el talento irá creciendo a medida que se vaya legitimando aún más el concepto del emprendedor.
from TICbeat http://ift.tt/1kAqPpF