Quizá haya otras preocupaciones más urgentes para el ser humano pero, ¿qué sería de la exploración espacial si los astronautas no pudieran pillarse un buen pedo sideral de vez en cuando, que les librase durante un ratito de la constante presión psicológica a la que se ven sometidos?
Desde hace ya unos años se han desarrollado estudios sobre la cerveza tanto en la Estación Espacial Internacional como en la proximidad de la órbita terrestre, como detalla Wired. Desde la americana Coors hasta la nipona Sapporo Beer han hecho cerveza basada en experimentos en lo más alto.
Ahora le ha tocado el turno a Ninkasi Brewing Company, que se ha aliado con dos organizaciones de aficionados a los cohetes, la Civilian Space eXploration Team y el Team Hybriddyne. Su idea era enviar hongo de levadura de cerveza vivo al espacio y crear cerveza con él ya de vuelta a la Tierra. Así fue el lanzamiento:
Como se ve en el vídeo, el pasado 14 de julio lanzaron con éxito su cohete. La levadura de cerveza iba cómodamente instalada a bordo del cohete en tubos de plástico con peptona, dextrosa y aceite mineral. La intención era ver si la exposición a la radiación solar, fuera de la protección de la atmósfera terrestre, generaría mutaciones en la levadura. También comprobar si se podía proteger lo suficiente como para generar una cerveza similar a la que se disfruta aquí abajo.
Lo malo es que en esta primera tentativa el experimento no se ha podido finalizar. Una vez que la capsula reentrara en la atmósfera y se estrellara sobre el desierto, el equipo tenía 10 horas para dar con ella antes de que la levadura muriese. Y había caído en un radio de 40 kilómetros desde el punto de lanzamiento. Por lo visto, hasta utilizaron aviones y helicópteros en su búsqueda… sin éxito.
Cabe preguntarse… ¿De verdad? ¿De verdad se gastaron su buen dinero en crear un cohete que se diera un paseo suborbital cargado de levadura y no habían previsto una manera de localizar rápidamente la cápsula de vuelta en el desierto? Parece sencillamente inexplicable teniendo en cuenta las múltiples opciones que hay para localizar dispositivos electrónicos.
En fin. Quizá para una segunda ocasión, si la hay. Aunque para la gente de Ninkasi se trata de un proyecto a largo plazo. Así lo señala su dueño y fundador, Jaimie Floyd: “Para mí es el proceso de estar en esa frontera de intentar algo nuevo para la cerveza en relación a la levadura y su viabilidad en el espacio. A largo plazo, no sabemos si esto podría llevar mil o dos mil años desde ahora para la cerveza y la humanidad”.
Eso es pensar a lo grande. En todo caso, todavía no sabemos a qué sabe la cerveza espacial, ni a qué saben las nubes. Lo cierto es que ya se ha bebido aquí en la Tierra algo de cerveza espacial, pero falta por conocer su sabor en el espacio, lo que de hecho no es lo mismo. Lo sabremos si los primeros astronautas que se pongan a tono son capaces de sobrevivir a ello.
from TICbeat http://ift.tt/1p5RlW4