domingo, 27 de julio de 2014

Tipos de alojamiento web: compartido, dedicado, VPS, cloud…

Si tienes en mente iniciar un proyecto web y has estado evaluando distintas opciones para alojarlo, habrás comprobado que existe una gran variedad de tipos de hosting (alojamiento). Te explicamos brevemente en qué consiste cada uno:

Alojamiento compartido

Es aquél que ofrece cierta cantidad de espacio en una máquina física (esto es, el servidor) donde hay hospedados proyectos de otros clientes. Es el tipo de alojamiento más frecuente y sencillo de usar, adecuado para páginas poco complejas. En este tipo de alojamiento el cliente tiene la opción de usar paneles de administración (como Cpanel o Plesk) para gestionar ciertos aspectos de su web o e-mail, pero el trabajo duro de gestión del propio servidor recae exclusivamente en manos de la empresa de hosting.

Servidor virtual privado (VPS)

En este caso nos encontramos ante una solución intermedia entre el alojamiento compartido y el servidor dedicado: como en el primer caso, el cliente comparte la máquina fisica con los proyectos webs de otros usuarios, pero al igual que en los servidores dedicados, se le garantizan una serie de recursos (por ejemplo, de uso de procesador o RAM) de manera exclusiva, de tal que no pueden verse alterados por el hecho de compartir máquina. Esta compartimentalización se lleva a cabo a través del uso de máquinas virtuales (equipos simulados que se ejecutan como procesos de software del equipo físico). Aumenta así la seguridad de los usuarios, al ser más difícil verse afectado por las vulnerabilidades de las webs de los demás.

Este tipo de alojamiento es adecuado para webs que requieren más recursos que los que pueden ofrecer los alojamientos compartidos (determinadas tareas programadas, por ejemplo) o bien que necesiten de software específico que no se incluye de serie en éstos (situación que suele darse si queremos hacer uso de sistemas de gestión de contenidos como Ghost o Discourse). Al recaer la gestión del servidor (virtual) en manos del usuario, éste puede instalar libremente el software que estime conveniente siempre que sea compatible con el sistema operativo virtualizado.

Servidor dedicado

En este caso, el cliente dispone de un servidor físico para su uso en exclusiva, lo que permite disponer de mucha más potencia que en el caso de usar un VPS. Su gestión es igual que la de un servidor casero, con la diferencia de que el dedicado no ocupa espacio en nuestra habitación, sino en un datacenter que garantiza el funcionamiento 24h al día de sus máquinas.

Este tipo de hosting es adecuado para proyectos que requieran de muchos recursos (por ejemplo, webs corporativas con altos niveles de tráfico) o para empresas e instituciones que deban gestionar múltiples proyectos web diferentes más pequeños pero deseen centralizarlos.

Cloud hosting

Es el cloud computing aplicado al alojamiento web. Como en el caso de los VPS, estamos hablando de servidores virtualizados… pero en este caso la máquina virtual se fundamenta en el uso de porciones de la CPU, RAM, y disco duro de múltiples máquinas físicas.

Los servidores cloud destacan por su escalabilidad: su capacidad para reaccionar en tiempo real a cambios repentinos del uso de recursos (tiendas online en Navidades, webs de instituciones públicas en casos de emergencias, etc). De hecho, el término más correcto sería “elasticidad”, puesto que hablamos de una reacción instantánea y automática (en base a métricas predefinidas, por lo que no requiere de nuestra intervención), y que además funciona en ambos sentidos (al poder tanto aumentar como disminuir el uso de recursos). Destacan también, obviamente, por su seguridad: cuando una web se encuentra distribuida entre múltiples servidores, es invulnerable a la caída de alguno de ellos.

Imagen |  ChrisDag






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