sábado, 9 de agosto de 2014

El precio del éxito empresarial

“Con 35 años he cumplido unos cuantos objetivos: he tenido éxitos, he fracasado en un negocio, he conseguido más de medio millón de dólares de tres negocios distintos y ahora dirijo dos startups con ambiciones globales. Pero a pesar del hecho de que he vivido lo que algunos puedan llamar el sueño empresarial, he sufrido una depresión muy mala durante todos mis éxitos y fracasos”.

Así explica Niall Harbison su paso por el complicado proceso de levantar un negocio, asumiendo tanto los lados positivos como los negativos. Su historia puede que no sea muy diferente de la de muchos otros jóvenes empresarios que, al afrontar los distintos problemas a la hora de lanzar sus startups, se han visto arrastrados por el camino sin salida de la depresión.  Aun así, en el caso de Harbison llama la atención el hecho de que reconozca esta situación, no sólo públicamente, sino también a nivel personal y que según él se convierte en la mejor forma de encontrar fuerzas para dar la vuelta y salir del camino oscuro al que lleva el pensamiento depresivo.

Igual que la opinión generalmente aceptada de que la depresión no nos puede afectar, menos aún cuando cumplimos nuestros objetivos, el autor de la historia está totalmente convencido de que toda la carga emocional que sentía era solamente efecto del estrés y bajo ninguna forma se trataba de otras causas.

“En realidad lo he tenido durante muchos años pero porque he trabajado en startups lo llamaba ‘estrés’ o ‘agotamiento’. Pero cuando el médico dijo ‘depresión’ me he quedado consternado. Incluso enfadado. ¿Cómo puedes sufrir una depresión cuando tienes un negocio en crecimiento, una casa bonita, amigos maravillosos y un coche estupendo?”.

El joven empresario no se dio cuenta de que tenía un problema porque el trabajo le distraía la atención de sus problemas personales. El momento que cambió la situación fue cuando empezaron los ataques de pánico, las largas estancias en la cama o los momentos tensos de trabajo bajo una nube negra. Niall explica cómo vivía momentos que alternaban de un estado positivo a otro tan confuso que el único remedio que encontraba era volver deprisa a casa y meterse debajo de las sábanas.

Ahora, después de solicitar la ayuda de un médico y solucionar su depresión, está contento de que pueda compartir su experiencia con personas que no se dan cuenta de que tienen esta afección o simplemente lo consideran un tema tabú que es mejor guardarlo para uno mismo por miedo a la idea equivocada de que sería una forma de admitir una vulnerabilidad.

No todos los que montan leones son valientes

Los psicólogos han encontrado un nombre para definir el sentimiento incómodo que impide a los líderes de compañías aceptar sus propias frustraciones: gestión favorable de las impresiones, es decir una tendencia común de influir en las opiniones de las otras personas sacando en evidencia sólo los aspectos positivos de lo que exponen.

Toby Thomas, el CEO de EnSite Solutions, explica el fenómeno con una analogía sobre el hombre que está montando un león:

“La gente le mira y piensa: ¡este tío lo hizo todo! ¡Es muy valiente!

Pero el hombre que está encima del león piensa: ¿cómo demonios he acabado montando un león y cómo conseguiré que no me coma?”.

Este divertido cuento resalta las pocas fuerzas de reconocer las cosas así como son en realidad por miedo a no caer en el ridículo o para evitar que estas debilidades lleguen al oído de los competidores.

Por otro lado, considerar que el éxito de un negocio tiene una receta preestablecida es una idea equivocada. El mundo cambiante de las startups puede ser una montaña rusa: un día se disfruta el panorama subido en la cima y al día siguiente se prueba el sabor amargo de la propia caída. Teniendo en cuenta la gran presión con la que se enfrentan los jefes a la hora de sobrevivir en el duro mundo de la competitividad es comprensible que las personas encargadas de decidir el futuro de sus negocios no pasen siempre por momentos de alegría eufórica.

Es más, en el caso de empresas muy pequeñas, el problema se convierte en un asunto complicado que tiene todas las probabilidades de ser soportado en solitario. De la misma forma el ejemplo puede aplicarse a los grandes líderes de empresas que puede que estén contemplando el gran salto que han hecho a las primeras posiciones, aunque, mirando un poco más en su interior, no pueden olvidar los sacrificios que han tenido que hacer para conseguirlo.

ejecutivo

 

Buscar una ayuda se convierte en la mejor solución

Eric Schmidt, el exCEO de Google, afirma que en el mundo empresarial actual los grandes líderes de empresas tendrán que estar dispuestos a renunciar a su anonimato si quieren mantenerse en el duro juego de la competitividad. La sugerencia tiene incluso más sentido si pensamos que actualmente el Internet se ha convertido en la gran puerta abierta hacia nuestras vidas privadas.

Por ese motivo y principalmente por el hecho de que superar estos miedos será una forma de adaptarse a la nueva sociedad de hoy es mucho más saludable acoger el buen hábito del pensamiento proactivo:

  • Implementar un pensamiento “persistente”: el éxito está determinado por la fuerza de seguir el camino incluso en las situaciones de fracaso

  • No renunciar: hay muchas probabilidades de que ocurran fracasos a pesar de todos los esfuerzos de evitar los errores; en estas condiciones, decidir abandonar en lugar de luchar por remediarlo puede influir más en perpetuar las frustraciones

  • Pensar que el fracaso es un problema pasajero: asumir las proporciones de una situación difícil ayuda mantener el control y encontrar las soluciones adecuadas

  • Conversar consigo mismo de forma más optimista: es una acción que podría mejorar sorprendentemente el estado de ánimo, aunque en el caso de los líderes es una práctica menos recurrida debido a su actitud perfeccionista

  • Reflexionar sobre los éxitos: es muy difícil no pensar en las cosas que no tienen un resultado satisfactorio pero eso no quiere decir que se tendrían que eliminar todas las actividades que han generado éxitos; esta falta de objetividad determinaría a la persona a pensar que todo lo que ha realizado es igual a cero

Estos son algunos de los consejos que imparte Ken Sundheim, el CEO de una empresa de marketing especializada en contrataciones, en un artículo publicado en la revista Forbes.

Al lado de estas indicaciones útiles los consejos de otros especialistas o personas que han decidido ayudar a partir de sus propias experiencias demuestran que el fracaso es un problema que nos afecta a todos, pero que se puede superar.

Imágenes: Shutterstock 






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