Recogiendo el testigo de un desarrollo científico coreano de hace ya casi un lustro, la finlandesa Nokia se ha aliado con la Queen Mary University de Londres en un esfuerzo por mejorar uno de los puntos más débiles de los cada vez más poderosos teléfonos móviles: la escasa autonomía de sus baterías. Hablamos de la recarga de los móviles gracias al sonido que los rodea.
La base de la tecnología, siguiendo los pasos coreanos, es el óxido de zinc, para la ocasión transformado en una fina capa de nanohilos. El equipo de investigación vertió óxido de zinc líquido sobre una lámina de plástico, la sumergieron en un cóctel químico y la calentaron a 90 grades centígrados. Suficiente para transformar la mezcla en una capa de sofisticados nanohilos.
La idea es aprovechar la capacidad del óxido de zinc para producir una corriente eléctrica si está sometido a estrés mecánico. Los nanohilos de zinc se curvan de hecho como respuesta a las ondas de sonido que le llegan, provocando el necesario estrés en el material. Para poder aprovechar la corriente generada, los científicos embutieron la lámina de nanohilos entre dos capas de contacto eléctrico. Estas capas normalmente son de oro pero, para abaratar de paso todo el proceso, el equipo desarrolló su propia técnica para utilizar aluminio convencional en su lugar. La cosa funcionó a las mil maravillas, aunque todavía queda camino por delante.
El dispositivo resultante es capaz de producir cinco voltios con el sonido ambiente que rodea a cualquier móvil en su vida diaria. Suficiente para poder recargarlo sin problemas. Y, además, supone un salto considerable respecto al desarrollo coreano, que se quedó en unos tímidos 50 milivoltios, interesante en su momento, pero claramente insuficiente.
Para el doctor Joe Briscoe, uno de los responsables del proyecto de la Queen Mary University de Londres citado por Gizmag, “ser capaces de mantener los móviles trabajando durante más tiempo, o acabar completamente con las baterías utilizando la energía aislada que nos rodea es un concepto excitante. Esperamos haber hecho esta tecnología más cercana a la viabilidad”.
Desde luego la han acercado a la realidad. Aunque tendrán que trabajar, entre otras cosas, en el tamaño del dispositivo. El primer prototipo de dispositivo que recoge energía es más o menos del tamaño de un Nokia Lumia 925. Una mochila de carga que es como un segundo móvil nos devolvería a los modelos abultados de hace más de una década. Y hoy por hoy queremos todas las funcionalidades posibles sin perder un ápice de estilo.
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