La negativa reacción de muchos de sus usuarios al experimento con el que investigó el impacto emocional de sus contenidos pilló a Facebook con la guardia baja. Así se manifiesta ahora el equipo de la red social, que acaba de anunciar que ha modificado ciertas directrices de su política de investigación.
En un comunicado publicado en la sala de prensa virtual de la compañía, el director tecnológico de Facebook, Mike Schroepfer, enumera, sin entrar en demasiados detalles, estos cambios, que se refieren sobre todo, a un mayor proceso de revisión en las investigaciones que la compañía realice entre sus usuarios.
Facebook, asegura, ha dado unas directrices más claras a sus investigadores, aunque no especifica cuáles. “Si el objeto de estudio involucra a grupos concretos de población o se relaciona con contenidos que puedan ser considerados muy personales, el estudio deberá someterse a un proceso de revisión más profundo que el actual antes de comenzar”, indica.
Además, la red social ha creado cursos orientados a la investigación, pensados para aquellos ingenieros y empleados que vayan a participar en la misma. La metodología será también uno de los apartados a los que preste atención la formación anual en materia de privacidad y seguridad a la que, según la compañía, deben someterse todos sus empleados.
Por otro lado, la red social ha creado una web específica para publicar y archivar todos los trabajos de investigación que vaya generando, que “será actualizada con regularidad”.
Reacciones escépticas
El anuncio, como prácticamente todos los que hace la red social, no ha tardado en recibir las críticas y el escepticismo de algunos usuarios y académicos. Entre los aspectos más cuestionados destaca el hecho de que los paneles responsables de las investigaciones de Facebook no incluyen a miembros externos, que ofrezcan una visión menos parcial.
A principios de verano, Facebook hizo público que había experimentado, sin informar previamente de ello, con un algoritmo que omitía contenidos positivos o negativos del muro de 689.003 usuarios que ignoraban ser sujetos de ninguna investigación. Aunque legal, porque todos ellos cedieron sus datos a la red social al abrir un perfil en ella, el experimento fue tachado de ilegítimo por usuarios y académicos.
“No estábamos preparados para la reacción que produjo el informe cuando lo publicamos”, reconoce Schroepfer. “Ahora tenemos claro que hay algunas cosas que debimos hacer de otra forma. Por ejemplo, tendríamos que haber optado por formas no experimentales de realizar la investigación, que también tendría que haber estado sometida a una mayor revisión por un grupo más grande y formado de personas. También fallamos en nuestra forma de comunicar el experimento y por qué lo habíamos hecho”, admite.
Facebook, añade más arriba, realiza trabajos de investigación en una variedad de campos, que abarcan la experiencia de usuario y la ciencia social, para averiguar qué nuevas funcionalidades deben construir y cómo deben construirlas. Lo hace, asegura, “con el objetivo de mejorar sus productos y servicios”.
Foto cc: Master OSM 2011
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