El primer paso para avanzar hacia una sociedad más igualitaria es conocer sin tapujos las desigualdades actuales. Ése es el mensaje que varias de las grandes tecnológicas más importantes han estado enviando en los últimos meses, con la publicación de estadísticas que desgranan la composición de su plantilla por sexos y grupos étnicos. Amazon acaba de sumarse a ellas.
Y los resultados no difieren de sus competidoras. No hay paridad todavía, ni en cuanto a sexos ni en cuanto a razas, en su plantilla. Según los datos mostrados por la propia compañía, el 63% de sus empleados son hombres, frente al 37% de mujeres, que las deja en menos de la mitad. La brecha se acentúa cuando se mira a los puestos directivos, en los que los varones ocupan un 75% de los cargos.
La proporción es similar en cuanto al reparto de los puestos entre trabajadores blancos y profesionales de otras razas. En el conjunto de la plantilla, los primeros ocupan un 60% de los puestos, mientras que el 40% restante se lo reparten negros (15%), asiáticos (13%) e hispanos (9%). En los puestos de responsabilidad la presencia blanca asciende hasta el 75%, y son los asiáticos (18%) los segundos con mayor representación, mientras que hispanos y negros descienden, ambos, hasta un 4% de los despachos.
Y ¿qué está haciendo Amazon al respecto? En su web reseñan algunas de las iniciativas con las que, según su equipo, se intenta fortalecer a estos trabajadores en minoría, como Amazon’s Black Employee Network, Asians@Amazon, Latinos@Amazon, Women@Amazon y GLAmazon, un grupo de afinidad LGBT que patrocina el desfile anual del Orgullo Gay de la ciudad de Seattle.
La balanza de la diversidad adquiere distintos grados de inclinación en función de la tecnológica a la que miremos, pero nunca alcanza el equilibrio total. En Twitter, por ejemplo, la fuerza de trabajo asiática cuenta con un especial protagonismo, con un 29% de los puestos de trabajo, pero apenas un 10% de los trabajadores con formación tecnológica son mujeres. Pinterest, una joven red social cuyo ascenso se debe, en gran parte, a la apuesta de las internautas (un 80% de sus usuarios son mujeres), cuenta con una plantilla eminentemente masculina, en la que el 60% de los trabajadores son hombres. Las empresas de Silicon Valley representan la vanguardia de la sociedad, sí, pero de una sociedad, al fin y al cabo, que no deja de ser, todavía, profundamente desigual.
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