De un tiempo a esta parte han aparecido muchas redes sociales nuevas. Fling, Cuddlr, Whisper, 20 Day Stranger o Secret son algunas de ellas y configuran lo que muchos ya nos atrevamos a calificar como una nueva etapa en la historia de la web social. En la última década, la web social nos animaba a compartir nuestra vida con amigos, colgando fotos de familia en Facebook o selfies en nuestras cuentas de Instagram. Pero la realidad nos marca una nueva tendencia, completamente opuesta. Cada vez más aplicaciones quieren que nos conectemos con extraños en vez de con conocidos. ¿Por qué?
Hay millones de estudios sobre las redes sociales y todos coinciden en una cosa: que cada vez pasamos más tiempo conectados. El problema radica en que pensamos que lo hacemos porque nos divierte, cuando no es del todo cierto. En Francia por ejemplo, un estudio elaborado por la Federación Nacional de Telecomunicaciones, evidencia que los adolescentes galos sufren de fatiga de redes sociales. Han tenido mucho y ahora ya no les interesa, algo que no nos sorprende, ¿verdad?
Y es que el contenido que comparten tus amigos es predecible: fotos de fiestas con gente que conoces, artículos que ya has leído, vídeos de YouTube que ya has visto… Admitámoslo, casi siempre es lo mismo. En este contexto, compartir cosas con gente que no conoces y puede vivir en el otro lado del planeta puede resultar más divertido. Desde luego, esto nos devuelve algo extraordinario que parecía que habíamos perdido como es la curiosidad.
Invadidos por la nostalgia
He de confesar que he probado Fling y Secret y la experiencia me ha traído recuerdos del pasado: sensaciones e imágenes de los orígenes de Internet. Un nuevo sentimiento, que pronto identifiqué como nostalgia. Y es que, al compartir una foto muy personal con personas completamente desconocidas, surgen preguntas que harías en la vida real. ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde vives? Las preguntas recurrentes que formulábamos hace diez años, en la prehistoria de Internet, en servicios de mensajería instantánea, fórums o chats.
Luchando contra los algoritmos
Los algoritmos son el problema. Son tan poderosos que no podemos escapar de ellos. Gracias a las estrategias de data mining y de personalización de Google y Facebook, acabamos viviendo en una “filter bubble”, en la que todo lo que nos es conocido y nos gusta. En consecuencia, no nos exponemos a conocer personas nuevas, con diferentes culturas, opiniones y estilos de vida. Tomar conciencia de este aislamiento nos llevan a intentar imprimir de nuevo un carácter aleatorio a nuestras relaciones sociales. Y ésa es precisamente la razón de por qué estas nuevas aplicaciones nos gustan.
¿Qué supone para las marcas?
Las marcas hablan mucho sobre la amistad estos días. Coca-Cola incluso desarrolló todo una plataforma de marca y nuevo marketing alrededor de la idea: comparte esto con tus amigos (#shareacoke). La tendencia de destacar la amistad en las campañas de marketing se ha ido popularizando entre las empresas en los diferentes mercados. Pero, ¿es realmente nuevo? Recuerda el vídeo con 90 millones de visualizaciones en el que 20 desconocidos se besan por primera vez. Lo desconocido parece en última instancia que atrae a la gente y aparentemente lo consigue. El vídeo era en realidad un anuncio de la marca de moda Wren. Veremos si otras empresas siguen la estela.
Imagen superior: Shutterstock
El autor de este artículo es Jerome Lavillat (@Jerome_L), strategic planner en DigitasLBi Francia
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