Un informe del Comité de Asuntos Legales y Derechos Humanos de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa advierte del riesgo que, precisamente para los derechos humanos, suponen las técnicas de cibervigilancia masiva presumiblemente llevadas a cabo por gobiernos a ambas orillas del Atlántico.
El texto de 32 páginas, elaborado por Piter Omtzigt, del Grupo Popular Europeo, señala que existen sospechas razonables de que los ciudadanos de Europa y Estados Unidos están siendo sometidos a una vigilancia indiscriminada por sus gobiernos, que pondría en peligro derechos fundamentales como el derecho a la privacidad, a la libertad de expresión e información, a la libertad religiosa e, incluso, a un juicio justo.
Omtzigt parte de la base de que las filtraciones del ex agente de la CIA Edward Snowden a la prensa acerca de los métodos de espionaje de los gobiernos supusieron un punto de inflexión en la percepción que la opinión pública tiene sobre su propia privacidad online. “Prometí que este documento no giraría solo en torno a Snowden”, reconoce, pero recuerda que no fue posible que el norteamericano asistiera a una audiencia a la que le había invitado el Consejo de Europa, y reclama una mayor protección en el futuro para la figura de éste y otros whistleblowers. En la actualidad, Snowden se encuentra exiliado en Rusia.
Por otro lado, el texto insta a los estados miembro a trabajar de forma conjunta por mecanismos de protección de datos que resulten más user friendly, esto es, más transparentes y sencillos para los usuarios, para asegurarse de que la actual recolección de datos personales está sujeta al consentimiento del individuo o, en último caso, a una sospecha razonable de actividad criminal y para establecer mecanismos de control efectivos para sus servicios de inteligencia.
Omtzigt reconoce en el informe la necesidad de técnicas de vigilancia efectivas. Pero, asimismo, señala que las vigentes no han evitado que se sigan produciendo, por ejemplo, ataques terroristas tanto en Europa como en Estados Unidos. Y recuerda que la cooperación en este campo de Estados Unidos y Europa ha de estar definida por una fuerte confianza recíproca, que últimamente, apunta, se ha visto dañada por el escándalo destapado por Snowden.
El documento aplaude, además, la decisión reciente del Parlamento alemán de establecer un comité para investigar en profundidad las repercusiones que la vigilancia de la NSA pudo tener en el país (la canciller Angela Merkel habría sido un objetivo entre 2002 y 2013), y anima a otros estados europeos a imitarle.
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