Kodak es una de esas empresas a las que en el pasado las cosas le fueron estupendamente bien, pero que después, a causa del auge de lo digital, estuvo a un pelo de desaparecer. Al final no fue así y hoy continúan luchando por adaptarse a los nuevos tiempos, ahora incursionando en el sector de los smartphones, lo cual informaron que harían hace unos días y ya han cumplido.
Concretamente acaban de presentar en el CES 2015 el IM5, su primer teléfono inteligente construido en colaboración con la compañía Bullit Group, que en base al comunicado de prensa sobre el aparato se centra en dos aspectos fundamentalmente: la simplicidad y la fotografía. En palabras de Oliver Schulte, CEO de Bullit: “Este es un teléfono para los consumidores que aprecian el valor y el patrimonio de la marca Kodak. Se ve muy bien, es fácil de usar, y ofrece una buena relación calidad-precio”. Pero dejemos de lado los habituales “brindis al Sol” de los directivos y entremos en materia.
Poniendo el foco en el tema software, tenemos que el IM5 corre Android KitKat con una capa de personalización creada por Kodak y Bullit desde cero, que en principio facilita la navegación y realizar acciones como tomar e imprimir fotografías (esa es la teoría, sin embargo la realidad es que las primeras imágenes que han mostrado de la interfaz no tienen muy buena pinta que digamos).
En cuanto al hardware, tampoco hay nada especial y todo lo que lleva el IM5 es más bien mediocre. Afinando el tiro, a este particular podemos contar que el smartphone monta un procesador MediaTek octa-core a 1,7 GHz, pantalla de 5 pulgadas con resolución 720p, módulo RAM de 1GB y dos cámaras, una trasera de 13 megapíxeles y otra frontal de 5 megapíxeles (dicen que su desempeño es decente, pero están lejos de conseguir los resultados de otros terminales del mercado especialmente centrados en fotografía).
Así que a falta de las pruebas de rigor, el IM5 nos ha dejado a todos un poco fríos, porque parece no destacar en nada, ni siquiera en en el apartado de fotografía (y la cosa empeora si tenemos en cuenta que en Europa lo vendrán a 300 euros, el mismo precio de otros smartphones del mercado que le dan mil vueltas). Ya veremos qué aceptación termina teniendo, aunque todo apunta a fracaso.
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