miércoles, 25 de febrero de 2015

Internet móvil generó en España 12.000 millones de euros en 2013

El auge del Internet móvil y del ecosistema que subyace bajo este concepto –proveedores de servicios de Internet, de plataformas, desarrolladores de apps y otros servicios asociados y generadores de contenidos– está teniendo un claro impacto en nuestra sociedad y economía. Así lo pone de manifiesto un informe elaborado para Google por The Boston Consulting Group que ha sido presentado hoy en Madrid y que revela que los ingresos generados por el ecosistema del Internet móvil en las cinco gran economías de la UE –Alemania, España, Francia, Italia y Reino Unido– se contabilizaron en 90.000 millones de euros en 2013. Un montante que, según reza en el informe, ascenderá hasta llegar hasta los 230.000 millones de dólares en 2017. Solo en España el citado impacto económico fue de 12.000 millones de euros en 2013 y se espera que haya crecido hasta los 26.000 millones en un par de años.

Además de en ingresos contantes y sonantes este mercado también repercutió en el empleo. Según los datos del estudio, en las cinco mayores economías de Europa se generaron unos 500.000 puestos de trabajo gracias a Internet móvil, la mitad de los cuales estaban ubicados físicamente en dichos países. En los 13 países analizados por el estudio en su conjunto –Alemania, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Francia, India, Italia, Japón y Reino Unido– la cifra ascendió a 3 millones.

Otra forma de trabajar, jugar y comunicarse

En palabras de Dominic Field, socio y director ejecutivo en The Boston Consulting Group, quien realizó la presentación del estudio hoy en Madrid, “Internet móvil ha crecido de forma espectacular y muy rápida en los últimos años. De hecho, ahora llamar no es lo principal para lo que se usa el teléfono móvil. El auge de Internet móvil ha cambiado por completo la forma de trabajar, jugar y comunicarse”. En este sentido Field destacó el papel de las aplicaciones móviles, las conocidas como apps. “Estas están transformando muchas de las actividades que hacemos en nuestro día a día. Para cada cosa habrá una app, de hecho, casi las haya ya”.

Sólo en 2013 se produjeron en todo el mundo 102.000 millones de descargas (de las cuales 9.200 millones fueron descargas de pago), un 60% más que en 2012. Y aunque muchas aplicaciones sean gratuitas, los ingresos por apps en los 13 países de la muestra alcanzaron los 26.000 millones de dólares en 2013 y llegarán casi a triplicarse hasta los 76.000 millones en 2017.

Y no solo hablamos de aplicaciones estadounidenses como podría pensarse: “La mayor app de música es Spotify, y es europea. Europa está al frente de todos estos desarrollos”. No obstante, afirmó, “el cambio es la única constante en el ecosistema del internet móvil”, recordando lo diferente que era este mercado hace tan solo siete años cuando aún un fabricante europeo como Nokia lideraba el mercado; compañía que ha acabado siendo adquirida por la estadounidense Microsoft después de que dejara los primeros puestos del mundo de los smartphones a una surcoreana, Samsung, y a la estadounidense Apple, que supo reinventar este mercado con su imbatible iPhone, cuyo último modelo le ha llevado a ser la empresa que más beneficios ha obtenido en un solo trimestre.

De hecho, como recuerda el estudio, las plataformas móviles dominantes han cambiado mucho en los últimos cinco años. En 2010 las de BlackBerry y Symbian (Nokia) representaban la mitad de las ventas de smartphones, mientras que hoy no llegan al 5%. Y las predominantes, fundamentalmente iOS (de Apple) y Android (de Google) y en menor medida Windows (de Microsoft) están luchando una guerra encarnizada al tiempo que van emergiendo nuevos jugadores como Amazon Fire, Xiamo MIUI, Firefox OS, Tizen e incluso Ubuntu, que acaba de irrumpir en el mercado móvil de mano de un fabricante español como BQ.

 

Desde la izda, Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI); Dominic Field, socio y director ejecutivo en The Boston Consulting Group; Loreto Corredoira, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y moderadora del debate; Javier Zamora, profesor de Sistemas de Información de IESE Business School; y Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC).

Desde la izda, Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI); Dominic Field, socio y director ejecutivo en The Boston Consulting Group; Loreto Corredoira, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y moderadora del debate; Javier Zamora, profesor de Sistemas de Información de IESE Business School; y Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC).

 

De la industria de telefonía móvil a la industria del Internet móvil

Precisamente sobre cómo ha cambiado este ecosistema en los últimos años hablaron también en la presentación del estudio tres expertos: Javier Zamora, profesor de Sistemas de Información de IESE Business School; Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI); y Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC).

Para Zamora, “antes del iPhone el móvil se usaba para llamar y para leer correos”, pero todo esto cambió con la irrupción de Apple en este segmento a la que seguirían la de otros jugadores del mercado y no solo fabricantes de dispositivos. “En 2007 hablábamos de la industria de la telefonía móvil pero en 2011 este mercado se convirtió en el de Internet móvil”, afirmó el profesor para el que la clave está en saber, como empresa, cómo capitalizar que ahora la entrada a Internet se produzca fundamentalmente a través de estos dispositivos.

Las personas de negocio, señaló, deben tener claro que con el aumento de la densidad digital lo que está ocurriendo es que se están fundiendo el mundo físico con el digital. “Las empresas primero deben entender este fenómeno, después ver qué impacto tiene en los negocios, pues afecta a todos los sectores, y pensar cómo desarrollar una mentalidad digital para capturar el valor que emana de esta tendencia”. En definitiva, sentenció, “hay que repensar el negocio como, por ejemplo, lo ha hecho una startup como Deliv en el campo de la logística en EEUU”.

Ontiveros se refirió por su parte al gran cambio que Internet móvil está realizando en la economía global, sobre todo en los países en desarrollo, que están avanzando quemando etapas financieras antes impensables gracias al auge del móvil. “Solo en Kenia el móvil tiene la misma penetración que en Europa (de media)”, denotó, afirmando que el hecho de que el binomio conectividad/movilidad provoque que estos países se desarrollen de otra forma y en menos tiempo “hace que la intimidación que esto provoca sea grave cuando se ve desde Europa”.

Aunque Ontiveros señaló que no dudaba de la credibilidad del estudio presentado, precisó que desde 2012 los ingresos provenientes de las apps en Europa han decrecido. “Lo que desde la UE se debe hacer es fomentar la natalidad empresarial y, sobre todo, invertir en infraestructuras si queremos consolidar los ingresos de las aplicaciones y conseguir no solo un mayor crecimiento de Europa sino, fundamentalmente, un crecimiento mejor”, sentenció. En su opinión “sería un enorme error que la austeridad económica europea se extendiera a la inversión en infraestructuras y al impulso de la creación de empresas. De hecho, en Estados Unidos no tendría el liderazgo que tiene sin la elevada inversión pública que realiza en colaboración con el sector privado en este ámbito”.

De cara a la creación de empresas digitales, afirmó Field, es muy positiva la creación de hubs regionales para incentivar el surgimiento de startups al modo de Silicon Valley, “como lo que está ocurriendo en Londres o en Berlín. El de Silicon Valley es, de hecho, un modelo que podría replicarse en Europa”.

Finalmente, Alejandro Perales ahondó en el impacto en los derechos de los consumidores de Internet móvil, que “conlleva ventajas indudables de cara a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos” pero también arrastra ciertas “tensiones”, por ejemplo, las relativas a la seguridad y privacidad. Por ello, aseveró, “hace falta marcos legales que se adecuen a la economía digital que tiene mucho de colaborativa. Hacen falta también nuevas políticas públicas. Los consumidores necesitan un entorno no solo asequible sino también accesible y abierto. Es precisa la alfabetización mediática y la formación de los usuarios”. Y, sobre todo, añadió: “Que se garantice el paso de un entorno offline a uno online o la combinación de ambos sin que los usuarios pierdan derechos”.

 

 

 

 

 

 

 






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