Richmark y sus chicles de tabaco ya llevan un año en España, un mercado al que, junto a Italia (que acaban de abrir), considera estratégico en Europa. Así lo pone de manifiesto Dominik Meier, director general de la compañía suiza, quien apunta que “uno de los motivos por los que elegimos España es por su elevado número de fumadores adultos y el porcentaje de ellos que busca alternativas para seguir disfrutando del tabaco”.
El endurecimiento de la legislación ha hecho más complicada la vida a los fumadores y TJU, marca de los chicles que comercializa Richmark, llega para simplificársela. “Traemos la manera discreta de disfrutar del tabaco, en cualquier lugar a cualquier hora”, asegura Meier. A fin de cuentas, las grajeas de TJU son a efectos prácticos como un chicle convencional, por lo que su consumo no molesta a terceros, eliminando la posibilidad de crear fumadores pasivos.
El directivo de Richmark es claro al subrayar que “TJU no es un medio para la deshabituación del tabaco, sino para seguir disfrutando de él”. Ésta es una de las diferencias que presenta frente a los chicles de nicotina, que sí son empleados en los programas para dejar progresivamente el hábito del tabaco. En esencia, TJU es una evolución del mascado de tabaco, con la ventaja de ser más limpio e higiénico y, además, ahorrar el escupido del jugo resultante.
TJU no es un medio para la deshabituación del tabaco, sino para seguir disfrutando de él”
TJU está compuesto a base de tabaco y, según afirma Meier, “no tiene nicotina añadida más allá de la del propio tabaco”. A diferencia de lo que sucede con los cigarrillos, que pueden llegar a contener cerca de 70 sustancias potencialmente cancerígenas, en cada grajea de TJU, un 5% de su peso es tabaco y el resto, goma base, edulcorantes (en concreto, aspartamo), aglutinantes y aromatizantes.
Esto no significa que el producto sea saludable, puesto que no deja de ser tabaco y, como indica la advertencia en el tubo del envase, “puede ser nocivo para su salud y crea adicción”. Sin embargo, dentro del abanico de productos del tabaco, Meier sostiene que “son menos perjudiciales que los cigarrillos convencionales, sobre los que hay consenso en que son los más dañinos para la salud”. Eso sí, a efectos de caries, los consumidores de TJU pueden estar tranquilos, puesto que en ese sentido el directivo precisa que “es como cualquier otro chicle sin azúcar”.
Un año de aprendizaje
El primer año de vida en el mercado español ha sido un año de aprendizaje para Richmark. Quizás por eso la compañía no hace públicas sus cifras de ventas, aunque tampoco las ofrece del mercado danés, en el que ya lleva camino de dos años. En ese sentido, el adjunto de Meier, Greg Moody, explica que “estamos en 2.000 comercios y a medida que aprendemos y vamos adaptando nuestro producto, iremos variando la aproximación al mercado. Hoy por hoy nos centramos en los dos sabores disponibles, menta y hierbabuena”. Sabores, por otro lado, que según niega Meier, “no enmascaran en absoluto el sabor del tabaco” que es, al fin y al cabo, lo que en teoría busca un consumidor cuando compra este producto.
Como producto de tabaco que es, esos 2.000 comercios de los que habla Moody son estancos y únicamente los mayores de edad pueden adquirirlo. Los planes de la compañía pasan por incrementar el número de puntos de venta, apoyándose para ello en partners como Logista o PromoTobacco. El precio de cada envase, que contiene 12 grajeas, es de 2 euros.
Aunque no hay estudios clínicos sobre dosis máximas diarias, Richmark recomienda “no consumir más de un chicle a la vez”
Sin estudios clínicos
A pesar de subrayar su menor nocividad respecto a los cigarrillos convencionales, lo cierto es que Meier reconoce que la compañía no cuenta con estudios clínicos que determinen cuántas grajeas al día se pueden consumir sin que resulte peligroso. Algo que no debería llevar a los aficionados al tabaco a consumir si freno, como sucedió el año pasado con los cigarrillos electrónicos, cuando se registraron casos de neumonías lipoides por llegar a vapear hasta cuatro cartuchos diarios, lo que equivale a más de 40 pitillos convencionales.
En ese sentido, Meier sí indica que “recomendamos no consumir más de un chicle a la vez” y, respecto al consumo diario, cree que “no es muy diferente a lo que uno debe fumar al día”.
Menos impuestos
Richmark comenzó a operar en 2013 y es fruto de una joint-venture entre la estadounidense Altria Ventures International Holdings B.V. AVIH y la danesa Okono. Se da la circunstancia de que Altria es la propietaria de Philip Morris, el fabricante de cigarrillos como Marlboro, y Okono es una subsidiaria de los laboratorios Fertin Pharma, que producen chicles de nicotina.
Quizás por el hecho de que el dinero no cambie de manos y vaya a parar al mismo bolsillo, los más críticos con la industria tabaquera hablan de nuevos productos pero los mismos trucos. El director general de Richmark que, precisamente, se incorporó al a la compañía tras haber desempeñado varias puestos directivos en Altria en EEUU, rechaza hablar de trucos y prefiere hablar de “innovación”, de haber conseguido “un formato diferente para seguir disfrutando del tabaco”.
A diferencia de los cigarrillos convencionales, cuyo 80% de su precio final es carga impositiva, los chicles TJU sólo tiene 10% de IVA
En todo caso, la subida en ventas de TJU sí contribuiría a paliar la caída de ventas que Altria está sufriendo en los últimos años. Un producto, por otro lado, que fiscalmente parece haber sido cuidadosamente diseñado, aunque el director general niegue tajantemente que “queramos eludir impuestos”. La verdad es que mientras, tal y como apunta Altadis, “el tabaco es el producto que más impuestos especiales soporta en España y probablemente el de mayor carga fiscal”, representando casi un 80% del precio final (sumando los impuestos especiales y el IVA aplicable)”, los chicles TJU sólo están sujetos al 10% de IVA.
Por otro lado, la sede de Richmark está ubicada en Zúrich, a pesar de que la fábrica desde donde produce los chicles está en Dinamarca, primer mercado europeo que atacó y país de uno de los socios de la joint-venture -Okono-. Meier justifica la decisión en que “Suiza se encuentra en el centro de Europa, lo que es muy práctico para desplazarnos de un lado para otro”. Sin embargo, mientras que en Dinamarca el impuesto de sociedades ronda el 22%, en Suiza se aplica un tipo impositivo entre 0% y 12% cuando la mayor parte del negocio proviene de operaciones internacionales, como sucede con la totalidad de facturación de Richmark.
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