viernes, 3 de abril de 2015

Científicos preparan el terreno para el desarrollo de robots dotados de conciencia propia

La computación afectiva ha acortado más la distancia entre la inteligencia de los robots y la humana. Hay sistemas automatizados entrenados para detectar nuestro comportamiento emocional a partir de gestos muy discretos y de ofrecer la respuesta adecuada en cuestión de segundos. Pero por lo mucho que sorprenda esta predicción casi instantánea de las señales afectivas humanas, sigue faltando un paso importante para llegar a lo que más nos caracteriza: la capacidad de ser conscientes de nuestras propias acciones y de lo que somos.

Para el equipo de investigadores de la Universidad de Bielefeld la cuestión no parece imposible de realizar. Hace un año, estos demostraban cómo el software que habían creado era capaz de hacer consciente en alguna medida a su robot. En todo este intervalo, han conseguido tal avance que ahora Hector, un robot que tiene el aspecto de un insecto, puede verse a sí mismo de la misma manera en la que lo ven los demás.

Los dos investigadores están interesados en el desarrollo de habilidades que aparecen de repente. Ahora están estudiando en qué medida el robot podría desarrollar distintos estados mentales de nivel superior, como por ejemplo la conciencia, sin tener integrados estos rasgos de antemano.

Aun así, el proceso de construir una máquina prevista con un sistema incipiente de pensamiento propio ha tenido que pasar por más etapas. Si al principio el robot había sido creado en torno a dos programas, uno para responder a los estímulos de su entorno y otro de buscar el camino para llegar a un determinado punto, más tarde los autores han realizado una expansión del software (reaCog) que ha acercado su cerebro a lo que llaman “conciencia reflexiva”.

Holk Cruse, uno de los autores, explica el tipo de conciencia que está presente en Hector: “Un humano posee conciencia reflexiva no solo cuando percibe lo que está experimentado, sino también cuando tiene la habilidad de sentir que está experimentando algo. Por tanto, la conciencia reflexiva existe si un humano o un sistema técnico puede verse ‘fuera de sí mismo’, por así decirlo”.

Por lo tanto, cuando es incapaz de resolver un problema, el nuevo software le permite al robot simular un “comportamiento imaginado”, lo que representa un rasgo central de una forma simple de conciencia. ¿Cómo consigue usar esta característica para encontrar una solución? Según sus autores, busca nuevas modalidades de resolver la cuestión y evalúa si la acción tiene sentido, en lugar de completar automáticamente una operación predeterminada.

Pero la habilidad que hace único al robot es su capacidad de pensar y de orientar sus acciones en consonancia con su razonamiento: “Lo que le hace único, sin embargo, es que a través de nuestra ampliación de software las capacidades básicas están preparadas para que Hector también pueda evaluar los estados mentales de los demás. Podría detectar las intenciones o expectativas de otras personas y actuar en consecuencia”, explican los investigadores.

El nuevo estudio ha sido publicado en Open MIND, una colección online de investigaciones llevadas a cabo por un grupo de filósofos y otros científicos que estudian la mente, la conciencia y la cognición.

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