Hace algo más de un año, Brian Kennish, ingeniero de Google, creo una extensión para el navegador de la compañía que impedía que se enviase información de terceros a Facebook pero sin evitar que los usuarios accediesen a la red social: Facebook Disconnect. Poco después, abandonó el buscador y más tarde se unió a otro de sus ingenieros para dedicarse exclusivamente a esta labor.
Entonces, Kennish ya había creado una extensión parecida, Disconnect, para evitar que otras páginas monitorizasen la actividad de los usuarios al navegar. Y entre estas páginas se encontraba Google, cuyas actividades en este sentido han sido criticadas recientemente.
Más adelante, en 2010, Kennish se unió a Austin Chau (que también fue ingeniero del buscador) y a Casey Oppenheim para convertir esta idea en una compañía, Disconnect.me.
En Disconnect creen que la información personal de los usuarios “debería ser tratada con respeto” y que éstos deberían ser los administradores de su yo digital, es decir que deberían “poseer sus propios datos“. Por ello crearon su plataforma, que es utilizada por unas 400.000 personas cada semana.
Por el momento han conseguido 600.000 dólares de financiación para continuar su actividad, según informa TechCrunch. Y, además, han sacado nuevas versiones de Google Disconnect y Twitter Disconnect para Chrome, Firefox y Safari.
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