Aunnque, como señalaba uno de los ponentes de la mesa redonda sobre innovación y coworking que se celebró durante la I Coworking Spain Conference(de la que TICbeat era media partner), innovación se ha convertido en una palabra mágica que todo el mundo quiere invocar aunque no esté todavía muy claro qué es exactamente, que su presencia está muy ligada al trabajo colectivo parece muy poco discutible.
El coworking permite juntar a empresas diferentes y se convierte en un nexo que simplifica sus relaciones, generando un espacio más proclive a la innovación, como ha explicado Josep LLuís Sánchez, de Co-Society, durante la mesa redonda. Los espacios colectivos – y sus “celestinos tecnológicos” (aquellos que dentro del centro de coworking median entre unos y otros) – permiten que aquellos emprendedores que se pueden necesitar se pongan en contacto, aseguraba Javier Catalá, otro responsable coworker.
La sabiduría del grupo es además siempre más completa que la individual, apuntaba Josep Lluís Sánchez. “Mantener en estos tiempos la bandera del genio solitario frente a la masa es imposible”, aseguró.
Problemas legales
La innovación está ahí. La colaboración hace que fluya. El problema, o la “bestia negra”, como los ponentes indicaron en un momento, puede llegar a ser la ley. Cuando la colaboración se hace desde un punto a hasta un punto b, aunque el terreno legal es complejo puede llegar a solventarse. El problema está en cuando los colaboradores empiezan en un punto a pero los caminos del trabajo conjunto los llevan a muchos y diferentes puntos. O a un punto c en lugar de uno b. Solventar eso es el gran reto.
“Se está haciendo todo de forma informal”, explicaba Félix Lozano, Careholder de HUB Madrid. El sistema legal español, acusaban los ponentes, no da respuesta a este tipo de retos que suponen los desarrollos en coworking y las reformas – como la última reforma laboral – ha obviado este tipo de problemáticas.
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