martes, 3 de julio de 2012

El culebrón del IVA no reducido del ebook (y quiénes ya sí lo tienen)

Se quejaban los editores en la presentación de su Estudio anual de Comercio interior del Libro en España. El IVA no reducido (y la piratería) están lastrando las ventas del libro electrónico y, aunque crece el número de contenidos a disposición de los lectores, no aumenta de forma que ellos consideren suficientemente llamativa la facturación asociada al mismo.

La industria editorial ha pedido de forma recurrente equiparar el gravamen que soportan libros electrónicos y tradicionales y hasta los políticos se han posicionado a favor de la misma idea. Alfredo Pérez Rubalcaba lo defendió cuando era candidato socialista a las elecciones presidenciales. El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, apuntaba en un desayuno con los medios de comunicación el pasado mes de febrero  que el futuro de la potente industria editorial española (con 30.000 empleados) pasa por el salto al formato electrónico y que, en esa conversión, aplicar impuestos diferentes a dos tipos del mismo producto no tenía sentido.

¿Y cuál es esa situación divergente y por qué sucede? El libro electrónico soporta una tasa de IVA del 18%, el mismo que los productos de lujo o que no son de primera necesidad. La razón es que el ebook no entra dentro de la clasificación de producto cultural, sino que tributa como un gadget más. Que el contenido – y lo importante aquí – sea exactamente el mismo que el que el lector puede encontrar en papel no importa a efectos fiscales: el libro en papel tiene un IVA super reducido, del 4%. El libro de toda la vida sí es considerado un producto cultural.

Así, los editores y libreros se enfrentan a un doble problema. Por un lado, una parte importante – y elevada – del precio del ebook se va en impuestos. Por otra, los lectores esperan que el precio del libro electrónico (por una cuestión clara: sus costes de producción son mucho más bajos así como las posibilidades de venta) sean más bajos – significativamente más bajos, sería más correcto – que los precios en papel.

La situación sin embargo no se puede cambiar con un simple cambio normativo. Los libros electrónicos tienen que asumir impuestos de ‘gadget’ en España y en todos los países de la Unión Europea, al ser común a toda la Unión la consideración de bienes servidos de forma electrónica (por tanto tech, sin más) de los ebooks. Los países, por tanto, no pueden bajar los impuestos del libro electrónico sin contradecir a Europa. Francia y Luxemburgo lo han hecho y deben ya pagar las consecuencias.

La Comisión Europea ha abierto un procedimiento de infracción contra Francia y Luxemburgo por el cambio normativo que ambos países aplicaron a principios de año. Los dos países empezaron a aplicar con el cambio de año la consideración de productos con derecho a IVA super reducido a los libros electrónicos. Los ebooks franceses soportan ahora un IVA del 7% y los luxemburgueses de sólo el 3%.

Y cómo Amazon era el que salía beneficiado

El cambio en el IVA de los libros electrónicos en Luxemburgo beneficia especialmente  a los gigantes del comercio electrónico instalados en el país. Como por ejemplo sucede con Amazon. Es difícil saber cuando se compra en Amazon.es que IVA aplica a sus libros electrónicos. No aparece desglosado (no lo hace tampoco Lacasadellibro.com o Fnac.es) ni tampoco aparece de forma clara en el mail que los usuarios reciben tras comprar su libro electrónico con los detalles de la compra. Sin embargo, el muy eficaz servicio de atención al cliente vía chat de Amazon.es explica al usuario los impuestos que soporta su compra. Y así, preguntado por una de sus compradoras, este servicio confirma que el impuesto que soportan es el luxemburgués. “El IVA sobre los contenidos de libros electrónicos, basado en el servicio para España, es de 3%”, nos explican.

En la Fnac (una empresa francesa), el precio es también más bajo que en otros competidores pero en su servicio de atención al cliente nos confirman que el IVA es del 18%. Su sede social, como se puede ver en el footer de la página, es, para Fnac España, española.

Una de las razones por las que la Comisión Europea ha iniciado el proceso es la de corregir esas potenciales desigualdades. “Esta situación crea graves distorsiones en la competencia en detrimento de los operadores de los otros 25 países miembros de la Unión”, apunta en un comunicado la CE, “en la medida que las compras de libros electrónicos se hacen fácilmente tanto en otro estado miembro  como en el de residencia del consumidor y que las normas actuales prevén la aplicación de la tasa del IVA del estado miembro de quien presta el servicio y no del cliente”. La Comisión no acusa a nadie en particular pero apunta que los grandes dominantes del mercado son quienes salen más beneficiados de esta situación, según las quejas que ha recibido de los vendedores locales. Estos han indicado a la CE que los grandes han reorganizado su estructura para conseguir aplicar ese IVA menor.

Cambio normativo

Francia y Luxemburgo tienen ahora un mes para explicar su posición, pero si la Comisión Europea no acepta sus razones tendrán que cambiar la legislación para volver a un tipo de IVA para el libro electrónico similar a los demás países miembros de la Unión Europea.

De todos modos, el IVA diferente para el libro electrónico tiene los días contados. Neelie Kroes, la comisaria europea de Agenda Digital, ya ha indicado en Twitter que que el ebook tenga un impuesto diferente al libro tradicional no es justo y que Europa quiere igualar posiciones en 2013.




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