Después de dominar el mercado durante varios años, actualmente Nokia apenas tiene importancia en el mercado de los teléfonos inteligentes, a pesar de su alianza con Microsoft. Sin embargo, sobrevive y recientemente consiguió un 35% de cuota en China en el mercado de los teléfonos no inteligentes gracias al Asha 305.
Este terminal cuesta unos 65 euros libre, tiene una pantalla táctil de 3 pulgadas, soporta dos tarjetas SIM y utiliza un sistema operativo no inteligente de Nokia, Nokia OS (en concreto, S40 o Series 40).
Gracias a este dispositivo, entre otros, la compañía finlandesa logra vender más de 70 millones de terminales ‘sencillos’ cada trimestre, mientras que apenas vende 10 millones de teléfonos inteligentes.
Esto, además de beneficios económicos, tiene una gran ventaja para Nokia y para Microsoft, pues los usuarios pueden permanecer fieles a la marca cuando adquieran un dispositivo inteligente.
A lo largo del segundo trimestre, la compañía logró unos ingresos de 2.291 millones de euros gracias a su división de teléfonos móviles, mientras que únicamente consiguió ingresar 1.541 millones en su división de smartphones, según se puede ver en sus resultados (PDF).
Además, aunque los ingresos disminuyeron respecto al año anterior (un 11%) lo hicieron mucho menos que los teléfonos inteligentes, que cayeron un 34%.Por otro lado, aunque bajaron los ingresos, creció la cantidad de dispositivos vendidos, 73,5 millones, 1,7 millones más que el mismo período del año anterior. En el caso de los smartphones, se produjo una caída de 6,5 millones de dispositivos.
La mayoría de los compradores de los teléfonos Asha provienen de mercados en desarrollo. El motivo es que aunque tienen diseño y funciones parecidas a las de los teléfonos inteligentes, cuestan mucho menos, como explicó Anshul Gupta, analista de Gartner, a Bloomberg.
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