En junio de 2012, el CEO de Twitter anunciaba que la plataforma de microblogging había superado los 400 millones de tweets al día doblando la cantidad de solo un año antes. 400 millones de tweets equivalen (en cantidad de texto, que pos supuesto no en calidad) a 16.330 copias de 2666, la maravillosa novela de Roberto Bolaño, o de la Guerra y Paz de Tolstoi que con 1.126 y 1.125 son las dos novelas más voluminosas de mi librería, frente a la que escribo este artículo.
Si apiláramos estos más de 16.000 volúmenes en dos montones idénticos cada uno de ellos sería tan alto como las torres Petronas de Kuala Lumpur. No es extraño que el mismísimo ex CEO de Google, Eric Schmidt, afirmara en 2001 que cada 48 horas se creaba más contenido escrito que todo el generado desde el inicio de la historia, al ritmo actual de crecimiento antes del cierre de 2012 esta ingente cantidad se generará cada 24 horas.
Pero el texto no es ni de lejos la parte más voluminosa de la explosión digital, YouTube afirma que cada minuto se suben a su plataforma 48 horas de vídeo. Es decir, necesitaríamos ocho años seguidos sin parar a dormir ni comer para ver todos los vídeos que se subieron ayer. Más de 3.000 fotografías se suben a Facebook cada segundo, unos 250 millones cada día según cifras que la compañía hacía públicas a principios de 2012.
Jaime García Cantero – @jaimegcantero- es analista independiente y cuenta con más de 10 años de experiencia en reconocidas firmas de análisis y asesoría. Leer más.
Pero la explosión de información no solo está en la red, las organizaciones también se enfrentan al reto de trabajar con ingentes cantidades de información, según un estudio del Mckinsey Global Institute, la media de información almacenada por empresa en 15 de los 17 sectores analizados superaba los 235 Terabyte que almacena la Biblioteca del Congreso de los EEUU.
Una nueva estrategia de gestión de la información
Este entorno de Data-explosion precisa de una nueva estrategia organizativa de gestión de la información que pone las misma en el centro mismo del departamento de TI y sitúa la gestión de la información y la creación de valor a partir de la misma como la prioridad número uno en la agenda del CIO. Las organizaciones han invertido ingentes cantidades en tecnología pero quizás a veces perdiendo el foco en lo que realmente importa: la información.
En el famoso par “tecnologías de la información” llevamos demasiado tiempo hablando mucho de tecnología y poco de información, las cosas están cambiando y hay que preparase para escribir la T mucho más pequeña y la I mucho más grande, llega el momento de dejar de gastar en tecnología y empezar a invertir en información. Veamos algunos de los nuevos “mandamientos” en la definición de una estrategia óptima de gestión de la información.
• Garantizar el flujo de la información: la información adecuada a la persona adecuada en el momento adecuado
La información no es hoy un activo a almacenar sino un flujo a optimizar. No se trata de cuanta información tienes sino de cuanta eres capaz de tener: La información se mueve y son sus flujos los que definen las relaciones entre personas y organizaciones. Una óptima estrategia de gestión de la información debe gestionar eficientemente estos flujos, garantizando que cada persona en la organización recibe la información que necesita en el momento adecuado pero debe además garantizar la integridad y seguridad de la información en todo el flujo definiendo roles y derechos sobre el uso de la misma.
Respecto al tiempo, las organizaciones se ven obligadas a tomar decisiones en intervalos de tiempo cada vez más cortos con lo que las necesidades de información en tiempo real son cada vez mayores. Esto es especialmente crítico cuando se trata de inteligencia operativa, cada vez más utilizada para la optimización de procesos.
• “Extender” la gestión de la información
La figura muestra la necesidad de ampliar la cobertura de la información que somos capaces de gestionar
El 90 % de la información que se genera en el mundo es no estructurada, las organizaciones deben ser capaces de manejar información semi-estructurada y no estructurada y ofrecer a todas las personas de la organización mecanismos para ordenar, mantener y utilizar este tipo de información.
Además, la información que una organización necesita no está solo dentro de la misma. Cada vez más, información de valor para la organización está en la red. Una óptima estrategia de gestión de la información debe permitir integrar esta información de la red para ponerla a disposición de las personas que la necesiten en la organización con los menores costes de tiempo y dinero. Pero la web es inherentemente grande, dinámica y heterogénea por lo que son necesarios mecanismos de automatización de la web y herramientas semánticas que ayudan de una forma fácil y fiable a extraer y ordenar información procedente de la Web y combinarla con información corporativa, para producir resultados de valor inmediatos.
• Reducir la complejidad y eliminar los silos de información
La complejidad de cómo y dónde se almacena la información debe ser completamente transparente para el usuario que sólo quiere tener acceso a la información que necesita desde cualquier dispositivo, en cualquier momento y en cualquier lugar independientemente de donde esté la información. La capacidad de agregar fuentes, formatos y localizaciones en una visión única es crítica para una correcta estrategia de gestión de la Información.
Más información sobre el impacto del big data en nuestro informe. Puedes leer más artículos de Jaime García Cantero en su perfil de colaborador.
Foto cc Kevin Krejci
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