De nuevo, la guerra de patentes salpica a las grandes empresas de la tecnología. Esta vez le ha tocado de nuevo a Samsung y al nuevo Galaxy S IV. Tras su lanzamiento la semana pasada y incluso antes de su disponibilidad en tiendas, se ha encontrado un potencial problema legal con LG.
El problema es una de las nuevas características del Galaxy S IV, el ‘Smart Pause’, que permite al smartphone analizar el movimiento de los ojos de los usuarios y detectar si no están mirando a la pantalla, parándose el contenido de manera automática hasta captar su atención de nuevo.
Según apunta EnGadget, LG sospecha que Samsung ha infringido sus patentes del proyecto ‘Smart Video’, cuya tecnología registraron en 2009. Han aprovechado la oportunidad para investigar otras posibles infracciones hasta el 2005. Samsung niega haber infringido la ley de patentes, diciendo que su tecnología es completamente distinta en su implementación y que se basa en tecnología de su propiedad.
LG ya ha intentado sabotear el lanzamiento de Samsung con una broma de carteles en Times Square: ahora probará a descalificar a su oponente en las cortes de la ley.
Aunque parezca mentira que una empresa que aún no ha lanzado su tecnología innovadora acuse a otra que acaba de hacerlo de haberse copiarse, esta temática de acusación por medio de patentes está a la orden del día en el mundo de los fabricantes móviles, quienes aseguran cientos de ideas antes de usarlos ‘por si acaso’.
Durante la guerra del año pasado con Apple por la forma rectangular de los smartphones, Kevin Packingham, el representante de la división de productos móviles de Samsung, supo definir el problema de forma concisa en unas declaraciones recogidas por Wired. Él dijo que si el sistema de patentes falla, no es la responsabilidad de Samsung arreglarlo. “En general, este no es un problema de Samsung. Este es un problema de la industria que tenemos que resolver de forma colectiva”, apunta. “Todos estamos intentando asegurarnos de crear productos y servicios que sean exitosos en el mercado e interesantes a los consumidores. Por lo que necesitamos encontrar una manera en la que tener una competición sana y no intentar ahogar a ala competición con unas patentes que no son particularmente únicos y que realmente no representan a la propiedad intelectual”, explica.
Queda pendiente el debate de si las patentes son un lastre para el avance intelectual de la tecnología: ¿tu que crees?
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