El silicio es uno de los materiales más utilizados del mundo en múltiples segmentos: desde los circuitos de ordenadores hasta las células fotovoltaicas de los paneles solares lo contienen. Por ello precisamente los últimos 60 años, en los que ha reinado este material, se han denominado la Edad del Silicio. Una hegemonía que, aseguran muchos expertos, está a punto de tocar a su fin ante la llegada de nuevos materiales, como el grafeno, y tecnologías.
No obstante, un proyecto realizado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) puede dar nuevas alas al silicio. Se trata del desarrollo de un metamaterial basado en silicio en el que han participado investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y de la Universidad de Texas en Austin (EEUU).
“Las ventajas tecnológicas que supone su avance así –señala el investigador del CSIC que ha liderado el proyecto, Francisco Meseguer– así como el reconocimiento de la publicación en la propia revista Nature Communications sugieren que el silicio todavía tiene mucho camino que recorrer”.
Las ventajas del nuevo metamaterial
Este tipo de componentes se fabrican para dar lugar a materiales con propiedades que no aparecen de forma espontánea en la naturaleza. Generalmente, explican desde el CSIC, se trata de cualidades ópticas y electromagnéticas que permiten nuevos avances científicos y tecnológicos.
Lo que ha dado lugar al nuevo metamaterial son nanoesferas de silicio, que son cien veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano. “Comúnmente, los metamateriales se fabrican a partir de metales nobles como el oro, por lo que nuestro hallazgo supone varias ventajas respecto a él: a diferencia del oro, el silicio es transparente a la radiación infrarroja donde tiene su aplicación y es hasta mil veces más barato”, indica el investigador.
El equipo de Meseguer lleva ocho años trabajando en las nanopartículas esféricas de silicio. En este tiempo han descubierto algunas de sus propiedades singulares como su alta capacidad para bloquear la radiación solar. Sus investigaciones han demostrado que son capaces de bloquear dicha radiación cuatro veces más eficientemente que los pigmentos protectores que se emplean habitualmente.
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