Desde el momento en que nos creamos una cuenta de correo electrónico, un perfil en Facebook o que iniciamos cualquier actividad dentro de la Web 2.0 comenzamos a labrarnos nuestra propia identidad digital. Es decir, si en nuestra vida ordinaria, con la gente de carne y hueso y las relaciones reales, tenemos un número que nos identifica, un registro médico o un libro de familia, en nuestra vida virtual lo que hacemos (y lo que dejamos de hacer) también configura una identidad con la que nos presentamos al resto de usuarios de la red. Aún por definir, esta identidad digital se va conformando con nuestra participación, directa o indirecta, en las distintas redes y servicios de internet: personal e ¿intransferible?, igual que en el mundo real, nuestra identidad virtual nos define en esta comunidad.
Como era de esperar, ligados a la identidad digital vienen conceptos como reputación online o el llamado egosurfing o búsqueda de nuestro propio nombre en internet para controlar qué información hay en la red sobre nosotros (un clásico, vaya). Porque, inevitablemente, nos importa lo que se sepa de nosotros en el entorno 2.0. Tanto que ya hay quien se preocupa por lo que circule en internet cuando ya no estemos en este mundo: nuestra herencia digital.
Con el propósito de gestionar la identidad digital de las personas como de ayudar a los familiares a hacer lo mismo con la información digital de un ser fallecido nace Voluntad Digital, una startup que se posiciona directamente como la primera y única empresa que se ocupa de la identidad vitual de personas, autónomos y pymes 360º. Con sede en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), Voluntad Digital nacía en septiembre de 2012 con la finalidad de ofrecer un amplio abanico de servicios, desde ayudar a personas en activo a mejorar su reputación online, administrar patrimonios en la red, solucionar problemas como la suplantación de personalidad digital, injurias o calumnias, o eliminar información no deseada de una persona fallecida.
Precisamente en lo que se refiere a borrar la huella digital de un fallecido,Voluntad Digital ha desarrollado un servicio específico llamado e-rase. Según la propia empresa, esta es una necesidad que será cada vez más demandada en el futuro: se estima que en 2016 tres cuartas partes de la población fallecida dejará un rastro vivo en el limbo digital. Con e-rase se pueden elaborar informes detallados de lo que un fallecido tenía en internet (algo de lo que la propia familia puede no estar completamente al día), eliminar información, fotografías, vídeos etiquetados, datos personales en noticias antiguas que puedan dañar la reputación o hayan quedado obsoletos o publicaciones en boletines oficiales que salen en primera línea de Google cuando se teclea el nombre del difunto (por ejemplo multas, sanciones, concesiones de ayudas o subsidios, oposiciones, etc.). Desde la web de Voluntad Digital nos avisan: en Facebook hay 30 millones de perfiles activos que pertenecen a persones fallecidas. No es hora de ponerse agoreros, pero sí de ir pensando en qué googlearán de nosotros cuando hayamos muerto…
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