Primero fueron las filtraciones. Después la presentación oficial. Y ahora empiezan a llegar las tomas de contacto del G Flex, smartphone de LG sobre el que se ha hablado mucho en las últimas semanas por tratarse de un teléfono inteligente cuya pantalla y cuerpo tienen forma curvada de arriba abajo.
De él ya sabíamos que monta una pantalla de seis pulgadas y 1280 x 720 píxeles de resolución, chipset Snapdragon 800 de cuatro núcleos a 2.26 GHz, GPU Adreno 330 a 450 MHz, 2 GB de RAM, 32 GB de almacenamiento y demás especificaciones técnicas clásicas de los smartphones de gama media-alta. Pero había dos cosas que seguían en el aire: una, si era o no flexible. Dos, o la importante de verdad, qué ventajas reales aporta al usuario la pantalla curva frente a las planas.
La respuesta a la primera duda es que sí, efectivamente el G Flex no sólo tiene forma curva si no que también es flexible en el sentido literal de la palabra. No tanto como para enrollarlo sobre sí mismo, pero sí lo suficiente para doblarse hasta quedar recto cuando se ejerce presión a conciencia sobre él. El siguiente vídeo proporcionado por la gente de LG lo demuestra:
En cuanto a la segunda cuestión, LG había vendido que el smartphone proporciona nuevas experiencias de usuario basadas en su curvatura y que en modo horizontal la pantalla ofrece una “experiencia IMAX” al consumir contenidos multimedia. Sin embargo quienes le han podido meter mano aseguran que la pantalla curva no aporta nada especial respecto a visionado de contenidos multimedia ni tampoco en el “uso general” y sí que le propinan algún golpe; por ejemplo que la ergonomía empeora ya que su tamaño y forma dificultan el uso con una sola mano.
Además la marca surcoreana también le dio bastante bombo al tema de que el terminal cuenta con un recubrimiento elástico especial en la parte trasera del que el usuario puede eliminar los arañazos aplicando determinado tratamiento no explicado, característica que no han permitido testear, de lo que deducimos que no es algo tan diferenciador como lo pintaron.
Otro caso de sobreexpectación tecnológica
Cuando Samsung dio a conocer el Galxy Round, su propio smartphone curvado, ellos mismos lo tacharon de revolucionario y muchos medios, queriendo o sin querer, transmitieron esa sensación a la audiencia. Seguido llegó el G Flex y LG hizo lo mismo; lo presentaron como algo disruptivo y parte del ecosistema informativo les siguió el juego.
La realidad es que a día de hoy ni el Galaxy Round ni el G Flex han demostrada que su principal elemento diferenciador, la forma curvada, aporte nada revolucionario al usuario. Es más, por las primeras pruebas de contacto parece que la idea acarrea más problemas que beneficios, o a lo sumo que no aporta nada especial.
En definitiva todo apunta a que estamos ante otro nuevo caso de sobreexpectación tecnológica generada por las marcas y los medios, otro que se une a la larga lista de ejemplos de nuevas tecnologías que en el momento de su introducción son sobredimensionadas al valorarlas sin criterios de peso y al final terminan en nada.
Esto tampoco quiere decir que los smartphones curvados hayan nacido para morir. Tanto el G Flex como el Galxy Round son la avanzadilla y quizá en el futuro cercano veamos teléfonos inteligentes de este tipo que si que logren ofrecer nuevas experiencias rompedoras. Lo que sí empieza a estar bastante claro a estas alturas es que ninguno de los dos pioneros que nos ocupan son lo que prometían; muestra de ello es también que ninguno de los dos fabricantes haya decidido comercializar sus modelos curvos internacionalmente.
El tiempo dirá si estábamos ante el principio de una poderosa nueva tendencia dentro del mundo de la telefonía móvil o si por el contrario la mayoría era humo (como en el 3D, el MiniDisc etc).
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