Pavel Durov, el polémico fundador de VKontakt (la red social más grande de Rusia con 100 millones de usuarios registrados) ha confirmado la venta de su 12% de las acciones a Ivan Tavrin, el director general de Megafon, la mayor empresa de telecomunicaciones del país. El segundo mayor accionista de dicha empresa es Alisher Usmanov, influyente oligarca que llevaba tiempo presionando para hacerse con VKontakte.
Según Reuters, Usmanov (que ya controlaba el 40% de la red social a través de Mail.ru) llegaría al 52% del accionariado sumando la participación recién adqurida por Tavrin, proporcionando así el control total de la empresa a ambos socios. Según el periódico económico ruso Vedomosti, el precio del acuerdo estaría basado en una tasación de 3 ó 4 mil millones de dólares para la totalidad de VK.
Vkontakte versus Facebook
Durov anunció que es “poco probable” que el cambio de dueño vaya a afectar a la gestión de Vkontakte al entender que la junta de accionistas escucha su opinión: “Yo la he creado y entiendo cómo funciona. No me voy a ninguna parte, voy a seguir vigilando la calidad de Vkontakte, que es lo mejor que ha dado Rusia en el ámbito de las telecomunicaciones. Y mi responsabilidad es preservar y proteger la red”.
A día de hoy, VKontakte es líder indiscutibles de las redes sociales rusas con más de 51,6 millones de usuarios activos (frente a los 8,6 millones de Facebook) y el doble de perfiles de empresas rusas que la plataforma estadounidense. A eso hay que sumarle el hecho de que los usuarios de VK pasan el doble de tiempo navegando que la media global de usuarios de redes sociales. Quizá influya en eso que usan la red rusa, sin impedimento alguno, como repositorio online de películas y música.
El mismo Durov publicó en su perfil un gráfico que muestra el número de visitas mensuales de varias redes sociales en Rusia: La empresa de Zuckerberg no sólo pierde frente a VK, también queda superada por otros dos servicios de Internet rusos (Odnoklassniki y Mail.ru).
Los problemas de Durov con las autoridades
Las presiones a Durov por parte de los poderes fácticos de Rusia vienen de largo: ya tuvo problemas cuando en vísperas de las elecciones de 2011, Vkontakte se negó a bloquear las cuentas opositoras que denunciaban irregularidades en el proceso electoral. Después de eso, tuvo que pasar una temporada fuera de Rusia mientras era investigado por provocar un accidente de tráfico. Él lo calificó como represalia gubernamental, alegando que él no conduce. Al final la investigación quedó en nada.
Una de las sonadas ocurrencias de este magnate vegetariano y taoísta fue ofrecerle a Edward Snowden un puesto de trabajo en Vkontakte cuando le fue concedido asilo temporal en Rusia. Coherentemente con su preocupación por la vigilancia gubernamental, su siguiente proyecto, anunciado durante el TechCrunch Disrupt celebrado en 2013 en Berlín, fue Telegram: una aplicación móvil de mensajería instantánea ultrasegura, que permite al usuario encriptar y destruir sus mensajes en cualquier momento. Basada en un protocolo de comunicación de código abierto, su funcionamiento es, en el resto de temas, similar al de Whatsapp.
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