En TICbeat ya os hemos hablado en alguna ocasión de tecnología biodegradable y comestible para uso médico. Pero la forma y textura de los chips que han de interactuar con nuestro cuerpo es otro de los caballos de batalla: por eso, a día de hoy, laboratorios de Estados Unidos, Suiza y Corea del Sur están trabajando para desarrollar dispositivos de materiales inusualmente finos y flexibles.
Esto permitiría liberar a la medicina (más concretamente a aspectos de la misma como la medición de los signos vitales) de la maraña de cables que hasta ahora solía acompañarla, y podríamos disfrutar así de unos diagnósticos más eficaces y cómodos, gracias a la adaptación de los chips a nuestro cuerpo. En palabras de John Rogers, científico de materiales de la Universidad de Illinois: “Es una forma distinta de enfocar la electrónica: hacer las cosas elásticas [...]. Hay una larga lista de asuntos vinculados a la salud humana que podríamos hacer con esta tecnología que son imposibles en la actualidad”.
Por ahora, en el mercado se encuentran ya disponibles los primeros sensores blandos, aún rudimentarios, incorporados a pulseras deportivas (para realizar un seguimiento de la frecuencia cardíaca durante un ejercicio, por ejemplo) o en forma de parche portable (que se usan para medir impactos en la cabeza de los deportistas).
Pero en Corea, por ejemplo, investigadores de la Universidad Nacional de Seúl están trabajando en parches digitales para la piel que, colocados en la muñeca de los enfermos de Parkinson, son capaces de transmitir información sobre los movimientos del paciente, recibir el diagnóstico y dispensar -si procede- el fármaco correspondiente por vía dérmica.
Paralelamente, en Zurich, en el Instituto Federal Suizo de Tecnología están desarrollando circuitos tan avanzados como para envolver con ellos una hebra de pelo humano (se manejan colocados sobre una membrana de plástico polímero de 1 micra de grosor) sin cortocircuitarse. Otro de sus proyectos es un tatuaje digital que controla la frecuencia cardíaca y transmite los datos de manera inalámbrica a un teléfono móvil.
Mientras que los dispositivos rígidos de la electrónica convencional se construyen (obsolescencias programadas al margen) con el objetivo de que duren indefinidamente, en el campo de estos implantes flexibles eso no sólo no es necesario, sino que podría ser contraproducente… por eso los están fabricando con materiales como la seda o el silicio poroso. Biodegradables al contacto con el agua.
Imágenes | Beckman Institute & Nature
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