viernes, 27 de junio de 2014

Se descubre el índice que señala la probabilidad de vida en otros planetas

Desde su origen hasta el presente, la vida en la Tierra ha conocido una permanente evolución que ha llevado al desarrollo de organismos complejos. Si a esto añadimos las estimaciones de 200 a 400 millones de estrellas y un número parecido de planetas que tiene nuestra galaxia,  entonces la evaluación racional sobre la evolución biológica en otros mundos no parece una suposición tan descabellada. En un intento de arrojar luz sobre este reto de la astrobiología, un grupo de investigación de la Universidad de Texas, El paso, ha hecho un estudio que investiga las posibilidades de hábitat de vida en los sistemas multiplanetarios. El resultado del estudio de más de mil exoplanetas se ha concretado en desarrollar el Índice de Complejidad Biológica. Su principal objetivo ha sido el de aportar una estimación cuantitativa de la probabilidad de que formas de vida complejas hayan podido aparecer en otros mundos.

Gliese 581 C supera los indicadores biológicos de la Tierra

Hasta llegar a crear la tecnología que permita un análisis más exacto de los planetas, con los datos obtenidos hasta ahora es suficiente para tomar en consideración la posibilidad de vida en otras partes del universo. Rastros de moléculas orgánicas se han encontrado en regiones de formación estelar, alrededor de los discos protoplanetarios, meteoritos, cometas e incluso en el espacio interplanetario. El estudio del grupo de científicos de Texas intenta dar una respuesta justo a ese incógnita, la probabilidad de existencia de estructuras biológicas  en planetas con propiedades geofísicas parecidas a la Tierra. Para ello han propuesto una serie de índices para medir características consideradas importantes en la formación de vida en los planetas: composición química, densidad, temperatura, edad, distancia hasta la estrella madre entre otras. Los tres indicadores encontrados, ESI (Earth Similarity Index), PHI (Planetary Habitability Index) y el más completo, BCI (Biological Complexity Index) se complementan en sus predicciones, cada uno ofreciendo valores orientados a objetivos distintos. El BCI es el más importante de ellos porque ha permitido clasificar los planetas en función de su capacidad de permitir la evolución de formas de vida. Las estimaciones finales han desvelado que 1.6% de los planetas estudiados tienen un BCI superior a la luna de Júpiter, Europa, mientras que cinco de ellos se sitúan por encima del índice que corresponde a Marte.

El resultado más sorprendente de esta investigación es que la clasificación no está dominada por la Tierra como era de esperar sino por Gliese 581C, un planeta extrasolar situado a una distancia de 20,5 años luz que tiene un Índice de Complejidad Biológica de 1, el nivel más alto entre todos los demás planetas. Los científicos creen que puede albergar formas de vida por sus características parecidas a las de la Tierra. Gliese 581 C tiene una masa cinco veces mayor que la de la Tierra pero con una densidad 31% menor, una temperatura de 39 grados C y una presión atmosférica de 4,3 bares.

Otros descubrimientos apuntan a las mismas conclusiones

El resultado del centro de investigación de Texas respecto a las condiciones especiales de este planeta no es único. Los primeros indicios sobre su capacidad de desarrollar formas de  vida han sido constatados por el astrónomo suizo Stephane Udry, quien en 2007 descubría Gliese 581C desde su Observatorio de la Silla.  Es el planeta fuera del Sistema Solar más pequeño encontrado hasta ahora y está 14 veces más cerca de su estrella, una enana roja más pequeña y fría que el Sol llamada Gliese 581. Las estimaciones de Udry indican un planeta que se encuentra en una región considerada habitable con temperaturas que podrían oscilar entre 0 y 40 grados C, hecho que haría posible la existencia de agua. De momento se desconoce que puede mostrar la superficie de Gliese 581C aunque los modelos predicen dos variantes, un planeta rocoso como la Tierra o uno cubierto completamente de océanos. Lo que queda cierto es el descubrimiento de varias señales que demuestre existencia de elementos que harían posible la existencia de vida en este planeta convirtiéndolo en un objetivo atractivo de las misiones espaciales así como lo afirma Xavier Delfosse, miembro del equipo de la Universidad Grenoble (Francia): “Debido a su temperatura y su relativa proximidad este planeta será muy probablemente un objetivo muy importante para las futuras misiones espaciales dedicadas a la búsqueda de vida fuera de la Tierra. En el mapa del tesoro del Universo uno estaría tentado de marcar este planeta con una X”.






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