Aunque anunció su compra en marzo, Facebook acaba de confirmar el cierre de la adquisición de la startup Oculus VR, especializada en realidad virtual y responsable de las populares gafas inmersivas Oculus Rift, según informa el Wall Street Journal.
La Comisión Federal del Comercio estadounidense aprobó la operación, que asciende a 2.000 millones de dólares, de los que 400 millones serán abonados en efectivo, en abril.
Oculus VR anunció su intención de seguir trabajando en sus oficinas de Irvine, California, en su producto estrella, Oculus Rift.
Facebook no solo piensa en videojuegos
A pesar de su íntima relación con el mundo de los videojuegos, el acuerdo entre Oculus y Facebook parece albergar otros planes, que tienen que ver con el mundo de la comunicación, los medios, el entretenimiento y la educación, entre otros.
En Facebook están convencidos de que la realidad virtual es un “fuerte candidato para emerger como la nueva plataforma social y de comunicaciones”. “La movilidad es la plataforma de hoy y ahora nos estamos preparando también para las plataformas del mañana”, dijo Zuckerberg. “Oculus tiene la oportunidad de transformar la forma en la que trabajamos, jugamos y nos comunicamos”, aseguró.
Pese a las reticencias expresadas por la comunidad de desarrolladores en los momentos inmediatamente posteriores a la compra, Brendan Iribe, consejero delegado de Oculus, ha insistido mucho en los efectos positivos de la venta para la startup.
Por ejemplo, el empresario recordó, el pasado mes de mayo, que el segundo kit de desarrolladores de Oculus, que salió a la venta unos días antes que el anuncio de la adquisición, vendió en un mes las mismas unidades que lograron venderse del primer kit en un año.
A los desarrolladores les interesa invertir su dinero y su esfuerzo en una plataforma con visos de estabilidad, aseguró entonces Iribe, y a Oculus le interesa formar parte del entramado de Facebook porque, entre otras cosas, con sus mil millones de usuarios móviles, la compañía de Mark Zuckerberg ha ampliado radicalmente el horizonte de esta pequeña empresa.
Iribe ya reconoció en su momento que los videojuegos “nunca sobrepasan una audiencia de más de 50-100 millones de usuarios”, mientras que el mercado móvil permite ser mucho más ambicioso.
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