jueves, 17 de julio de 2014

Jibo, el primer robot personal

Cynthia Breazeal es una profesora asociada del MIT ampliamente reconocida por ser la creadora de los robots Kismet (capaz de generar expresiones faciales vinculadas a estados emocionales) o Leonardo (el robot dotado de aspecto de peluche con el objetivo de facilitar la interacción humano-máquina). Un campo en el que, por cierto, España también ha tenido presencia a través de iniciativas como AIsoy.

Pero Breazeal ha decidido dar el salto al sector privado creando Jibo, su primera compañía, fabricante del robot personal homónimo; y ahora el sector de los robots personales (ocupado hasta ahora por mascotas artificiales como AIBO) podría experimentar una revolución de la mano de su nueva criatura: un robot de 11 pulgadas de altura que se mueve sobre dos ejes y posee un aspecto a medio camino entre una lámpara de sobremesa y EVA de la película ‘Wall-E’. Jibo incluye de fábrica aplicaciones multimedia, educativas y de comunicación, y puede hacer fotos y vídeos, notificar recordatorios, leer en voz alta emails o -entre otras muchas más funciones- actuar como soporte de videoconferencias, con el añadido de poder girar su cámara siguiendo al usuario. Y todo esto, gestionado con comandos de voz.

A mediados de la semana que viene dará inicio una campaña de crowdfunding para financiar su lanzamiento: quienes lo reserven durante la misma podrán tener su propio Jibo por sólo 499 dólares USA. Dentro de un año, y por 100 dólares más, está prevista la venta de la versión de desarrollo del robot, que ayudará a desarrollar más software para el mismo. En 2016, si todo va bien, presenciaríamos en lanzamiento de la versión de consumo del dispositivo, a precios de tableta de gama alta. A largo plazo, se buscaría la integración de Jibo con accesorios propios y con dispositivos de otros fabricantes para que actúe como interfaz de los hogares conectados.

Jibo supone la culminación de la labor desarrollada por Breazeal durante las dos últimas décadas, diseñando robots capaces de reaccionar a señales sociales (como el tono de la voz y las pausas en la conversación) y de moverse de tal manera que haga más natural la interacción con los mismos. Por ello, se ha buscado dotar a Jibo de una apariencia simpática (casi hasta lo infantil) y de la capacidad de hablar lenguaje natural y reconocer voces y rostros. Un objetivo específico de su creadora, además, era crear un dispositivo capaz de ser usado de forma intuitiva por personas de cualquier edad.






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