En uno de nuestros artículos pasados hicimos conocido el proyecto Classroom, a través del cual Google intentaba dar un paso más hacia el sector educativo con la ayuda de un conjunto de herramientas de productividad entre las que se incluyen Gmail, Google Docs y Drive.
Lanzado antes de la vuelta al cole, la iniciativa de la compañía del buscador tuvo buena acogida entre los profesionales que necesitaban un cambio en su forma de organizar el gran volumen de tareas o en conseguir una relación más eficiente con los alumnos. Classroom no se había puesto en marcha siquiera y ya contaba con 100.000 peticiones de profesores de más de 45 países, lo que al final aceleró su llegada al mercado a mediados de agosto de este año. Algunas de las indicaciones generales sobre cómo usar y sacar el mayor provecho al sistema se comunicaron con anterioridad.
Para acceder a la herramienta los profesores tienen que crearse una cuenta de Google Apps for Education y desde allí pueden organizar mejor su trabajo creando carpetas Drive para cada tarea, comunicando novedades o anotando comentarios en los documentos online en tiempo real. Ahora, a cabo de unos meses desde que arrancó el proyecto, se hacen conocidas otras características que demuestran mejor el uso que se le puede dar a esta plataforma educativa.
Crear una clase distinta para cada grupo de alumnos
Los usuarios ahorran más tiempo cuando gestionan online sus tareas y eso les ayuda a aumentar el nivel de productividad, pero para hacerlo bien estos tienen que encontrar la forma eficiente de usar la herramienta. En el caso de Classroom, una de las principales recomendaciones invita a los profesores a integrar cada grupo de alumnos con el que trabajan en una clase distinta. De esta forma se puede hacer un seguimiento más eficaz de las tareas de los estudiantes cuando se envía contenido a cada clase por separado.
El proceso es muy familiar para los que suelen usar la plataforma Google Drive. Las mismas opciones de colaboración permitirán a los profesores invitar a los estudiantes a unirse a la clase de forma individual o a través de un código de invitación compartido con estos. Cuando acceden a la clase los usuarios podrán gestionar y visualizar los anuncios o tareas asignadas en un formato muy similar a los mensajes de Google+. El sistema les facilitará crear un texto y adjuntar un enlace a un archivo, a un vídeo o a una página web.
Una clase convencional potenciada por Google Drive
Classroom acorta el flujo de trabajo, a diferencia del sistema tradicional que hace que los profesores tarden más en organizar sus actividades por etapas distintas, desde crear una tarea hasta entregarla al alumno revisada.
La fuerte integración de Google Drive permite una mayor flexibilidad en las actividades de colaboración y comunicación online entre los usuarios, lo que aumenta la productividad de los grupos participantes. Un ejemplo de ello es la posibilidad de hacer una copia del documento para cada alumno en parte, compartir el documento cuando la tarea está acabada, así como comentar en tiempo real al margen de las tareas encargadas. Comparado con el trabajo de día a día de los profesores, todas las actividades desde asignar tareas, corregir y devolver los resultados se reducen a unos clics.
En realidad Classroom no destaca por ser una herramienta completamente innovadora. Las aplicaciones de productividad de Google son herramientas ya muy conocidas y a la vez muy populares por la utilidad que tienen para los usuarios. El motivo puede que haya sido suficiente para impulsar a la compañía del buscador a orientar su producto de una manera distinta y a un sector que, igual como muchos otros, está en transición hacia la era digital.
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