martes, 23 de diciembre de 2014

Las pantallas de tabletas, smartphones y portátiles pueden empeorar la calidad del sueño

Que mirar a la pantalla de smartphones, tabletas y ordenadores en las últimas horas del día puede perjudicar al sueño de sus usuarios no es una teoría nueva. Sin embargo, como dice el director de la división de Medicina del Sueño de la Escuela Médica de Harvard, Charles Czeisler, “todavía existe mucho escepticismo y hay gente que piensa que es algo psicológico”.

Un nuevo estudio publicado en las actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos ha intentado desgranar cuáles son las consecuencias a largo plazo sobre la salud de los trastornos del sueño que pueden llegar a provocar las pantallas de todos esos dispositivos que nos rodean. “Hemos demostrado que leer de dispositivos que emiten luz puede tener efectos biológicos muy profundos”, asegura Czeisler, en declaraciones recogidas por el diario Washington Post.

El estudio se ha llevado a cabo entre pacientes del Brigham and Women’s Hospital de Boston. Una docena de adultos participaron en él. A una parte de ellos se les pidió que leyeran, durante cinco noches consecutivas, cuatro horas en el iPad antes de dormir. A los otros se les hizo leer libros impresos.

Además de mayor dificultad para conciliar el sueño, menor tiempo en fase REM y más somnolencia y menos capacidad de concentración a la mañana siguiente, los responsables de la investigación hallaron niveles reducidos de melatonina en los participantes que habían usado iPads.

La melatonina es una hormona cuyo nivel suele incrementarse a partir de la noche y que ayuda a conciliar el sueño. Una reducción crónica de la misma ha sido vinculada a un mayor riesgo de padecer cánceres como el de próstata, el de colon y el de mama. Por otro lado, la falta de sueño permanente ha sido asociada con otras enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes.

Aunque el experimento se ha llevado a cabo con iPads, las tabletas de Apple, sus responsables han querido señalar que los efectos estudiados no se limitan a estos dispositivos, sino que también son producidos por otros que emitan luz, como tabletas, ereaders o lectores electrónicos, portátiles y monitores Led.

Anne-Marie Chang, profesora de la Universidad de Penn State y coautora del estudio, advierte de que estos dispositivos “podrían estar teniendo un impacto mayor en nuestras vidas del que hayamos pensado antes”. Su compañero en la investigación, Czeisler, ha recordado que dichos aparatos llegaron a nuestro día a día sin ser sometidos a estudios sobre sus efectos médicos y biológicos como los que tienen que superar, por ejemplo, los medicamentos. “Creo que es momento de replantearnos eso”, ha asegurado.

Foto cc: Joselito Tagarao






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