domingo, 4 de enero de 2015

Las grabaciones de las actuaciones policiales previenen los casos de abuso de poder

La iniciativa de Barack Obama de equipar los trajes de los agentes de policía americanos con cámaras que graben sus intervenciones ha sido justificada en parte por el debate creado en torno al caso de Michael Brown, un joven afroamericano que murió a causa de los disparos de un policía blanco de Ferguson, Misuri. A raíz del impacto negativo de las confrontaciones entre los policías y las comunidades minoritarias, la administración presidencial de EEUU decidió crear un fondo de 263 millones de dólares para cubrir el coste de 50.000 cámaras incorporadas al uniforme.

Sin embargo, conviene aclarar que la idea de dotar de tecnología a los cuerpos policiales ha venido impulsada por el estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge iniciado en el año 2012 en Rialto, California y cuyos resultados finales acaban de publicarse. Una de las más importantes conclusiones a la que se ha llegado es que los wearables vídeo ayudan a evitar el uso de fuerza o abuso por parte de los agentes.

De acuerdo con los datos constatados, se ha demostrado que las cámaras colocadas en los trajes resultan eficaces a la hora de prevenir el aumento de violencia en los enfrentamientos entre los cuerpos policiales y el público. Prueba de ello, a lo largo de los 12 meses de investigación el abuso de fuerza de los participantes que hicieron uso de las cámaras conoció un descenso de hasta 59%, mientras que las denuncias en contra de los organismos oficiales se redujo en un 87% en comparación con las cifras registradas un año anterior.

Para los autores del estudio el principal motivo por el cual el agente de policía renuncia al uso de fuerza cuando lleva encima dispositivos de grabación está relacionado con la conciencia de ser vigilado: “Con el uso institucionalizado de la cámara corporal, un agente está obligado a emitir un aviso desde que empieza a grabarse el encuentro, lo que impacta la psique de todos los implicados y transmite un mensaje directo y pragmático: todos estamos siendo observados, grabados y se espera que respetemos las reglas”, explica Barak Ariel, uno de los investigadores de Cambridge.

Por otro lado, la integración de los dispositivos vídeo ponibles en las actividades de los policías levanta ciertas preocupaciones con respecto a los costes de almacenamiento de toda la cantidad de datos recogida, así como de la privacidad de los implicados en las grabaciones, un aspecto que ha sido protestado por la Unión Americana de Libertades Civiles: “Probablemente lo más preocupante es que algunas grabaciones se realicen dentro de las casas de la gente, cada vez que el policía haga su entrada – incluidos los casos de entrada consensual … o en temas como las llamadas por violencia doméstica”, afirmó la organización en un comunicado.

La reducción de las demandas de abuso de fuerza es una señal de que la incorporación de las cámaras corporales puede beneficiar las relaciones entre los organismos oficiales y civiles y, aunque presente sus limitaciones a la hora de ponerla en práctica, podría convertirse en un arma de defensa de la legitimidad de las actuaciones policiales, especialmente en aquellas situaciones cuando no haya testimonios que apoyen los hechos reales. 

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