Potentes novedades las que acaba de presentar Snapchat, la aplicación de mensajería que permite el intercambio de fotos y vídeos entre personas que desaparecen al poco tiempo de haber sido compartidos, y la misma que entre otras cosas pasará a la historia por haber renegado los 3.000 millones de dólares que Facebook les ofreció. Bueno, mejor dicho permitía el intercambio de fotos y vídeos ya que las novedades presentadas justamente amplían las funcionalidades del servicio.
En concreto han añadido dos nuevas posibilidades de comunicación al producto. Por un lado los chats, que funcionan exactamente igual que el de cualquier otra app de mensajería (buscamos el contacto que queramos, lo seleccionamos y listo, a charlar de tú a tú dentro de una sala privada). Y por el otro las videoconferencias, que se activan pulsando un pequeño icono azul situado en las salas privadas de chats y se reciben manteniendo el dedo presionado sobre la pantalla, e interesante también que al deslizarlo, se pasa de la cámara trasera a la delantera o al revés.
Por último como era de esperar tanto en el caso de las videoconferencias como en el de los chats de texto, Snapchat cuenta con la particularidad de que no guarda nada. O sea, que cuando cortemos la videoconferencia no quedará rastro de ella, y lo mismo pasará con las conversaciones de texto cuyos mensajes de texto enviados y recibidos desaparecerán nada más se cierre la ventana de conversación (la única forma de almacenar algo es tirando una captura de pantalla).
Así que Snapchat continúa su camino, esta vez ampliando las capacidades de comunicación pero sin perder la simplicidad que les caracteriza, ni tampoco alejarse de su modelo basado en las comunicaciones interpersonales efímeras que tan buenos resultados les ha dado (aunque nadie sabe exactamente qué tamaño tiene Snapchat, diversos indicios dejan claro que son de las soluciones más potentes del sector, y lo son gracias principalmente al mentado modelo).
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