Las entidades financieras cada vez apuestan con más fuerza por extender la tecnología de pago sin contacto (contactless) entre sus clientes. La última en lanzar una iniciativa al respecto ha sido Caixabank, aunque el dispositivo elegido para que los clientes lleven a cabo la transacción no será un dispositivo móvil sino una pulsera. El wearable en cuestión es un dispositivo Visa que podrán usar los clientes de la entidad financiera en los 300.000 comercios que están adaptados a este tipo de pagos en España. De momento solo podrán utilizar el invento algunos clientes de la entidad, los que usan con mayor profusión la tarjeta contactless del banco, a los que ésta repartirá unas 15.000 pulseras este verano.
Esta iniciativa, recalcan desde la organización, es la “mayor experiencia de Europa en el uso de un dispositivo wearable como medio de pago con Visa”. El siguiente paso de la entidad, ya para el segundo semestre del año, será poner a disponibilidad de todos sus clientes el disponer de una pulsera de este tipo, que podrán diseñar ellos mismos y contratar a través de los canales habituales del banco.
Así funciona la pulsera ‘contactless’
La pulsera está basada en la tecnología de pago contactless y lleva en su interior un microtag con la información encriptada de la tarjeta del cliente, y protegida con las mismas garantías de seguridad que las tarjetas habituales (sistema EMV). Este chip con tecnología contactless permite conectar la pulsera con los datáfonos y realizar transacciones como si fuera una tarjeta contactless normal. “Toda esta tecnología se reúne en un gadget de tamaño reducido, diseñado con cierre ajustable y materiales antialérgicos”, explica un comunicado de la compañía.
Además de elástica y ajustable, la pulsera es resistente al agua y a la humedad, lo que, en opinión de los responsables del banco, “la convierte en un medio de pago ideal para este verano. El cliente puede salir a hacer deporte o cualquier actividad al aire libre sin necesidad de preocuparse”.
La pulsera, explican desde la entidad, es una tarjeta adicional a la actual tarjeta contactless del cliente (de éstas CaixaBank ha distribuido más de 4 millones), de modo que todas las compras realizadas con ella se cargarán exactamente igual que con la actual tarjeta.
La forma de pago será sencilla: el cliente solo tendrá que aproximar al terminal la muñeca en la que lleva el wearable. El dispositivo conectará por proximidad y realizará la transacción. Como en el pago con tarjeta contactless, en compras superiores a 20 euros, el cliente tendrá que teclear el número PIN de su tarjeta para validar la operación. Para operaciones inferiores, el cliente puede realizar la operación simplemente acercando la tarjeta al terminal del comercio.
Esta iniciativa se enmarca en la estrategia que CaixaBank inició a principios de este año de lanzar servicios financieros adaptados a los nuevos dispositivos “llevables”, con productos como la primera aplicación del mundo para relojes inteligentes smartwatch o una aplicación para localizar oficinas y realizar conversión de divisas con Google Watch.
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