Teniendo en cuenta lo costosa que resulta su fabricación, resulta increíble la cantidad de nuevos desarrollos que se basan en el grafeno. Aunque las propiedades de este material son tantas que merece la pena todo lo que cuesta. Es el caso, por ejemplo, del nuevo sistema para detectar los biomarcadores del cáncer propuesta por un grupo de investigadores de la británica Swansea University.
Los desarrolladores han creado un sensor que detecta, en concreto, la guanosina, una de las cuatro bases genéticas de la molécula 8-hydroxydeoxyguanosine, 8-OHdG para los amigos. La guanosina, en su forma dañada, acaba en el corriente sanguíneo, la saliva y la orina. Con el método de Swansea, se ha podido detectar en una concentración de tan sólo 0,1 nanogramos por milímetro.
El hallazgo supone un salto en la detección temprana del cáncer. Como indica ExtremeTech, el nuevo método es cinco veces más sensible que los actuales, y además mucho más rápido. Cuando el uso del nuevo chip se extienda, podría cambiar el panorama de la lucha contra el cáncer, iniciando los tratamientos en un estadio en el que el cáncer apenas ha empezado a realizar su labor devastadora.
Nueva técnica para formar grafeno
Para crear este sensor, los investigadores han tenido que idear una nueva forma de formar el grafeno. Con los métodos de formación que se venían utilizando hasta ahora, una capa de grafeno extraída de grafito no proporcionaba suficiente superficie para crear un sensor. Crearon el grafeno sobre sustratos de carburo de silicio y utilizaron procesos de semiconductores de germanio para darle un patrón. Por último, añadieron a la mezcla un poco de química con los anticuerpos capaces de unirse a la guanosina.
No es la cura automática contra el cáncer que prometía Transmetropolitan, pero al menos es un paso en la buena dirección. Incluso quizás un salto si tenemos en cuenta que el nuevo sensor puede detectar el cáncer mucho antes que con los métodos que hay en la actualidad.
Ahora habrá qué ver cuál es la viabilidad comercial del desarrollo. Por más que hayan minimizado la cantidad de grafeno necesaria, sigue siendo un elemento muy costoso. Y, una vez se viabilice la técnica, habrá que esperar a que pase los procesos de autorización. Y, cuando se pueda utilizar, habrá que ver quién se lo puede permitir. Vamos, que le queda mucho camino por delante.
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