“Me gustaría lanzar el mensaje de que, detrás de esta crisis económica brutal que todo lo llena, que todo lo cubre y que nos impide ver más allá, están ocurriendo una serie de fenómenos de muy largo plazo que están configurando un nuevo mundo. Cuando salgamos de esta crisis económica, que saldremos, vamos a tener un mundo completamente distinto al que tenemos ahora”. Cuando el embajador para España de Singularity University –entidad académica situada en el corazón de Silicon Valley y patrocinada, entre otras empresas, por Google o Cisco– y emprendedor en serie, Juan Martínez-Barea, pronunciaba estas palabras en una charla organizada por el Instituto Internacional San Telmo en el año 2012, probablemente ya tenía el núcleo del discurso y mucha información sobre las revoluciones tecnológicas y sociales que van a transformar el planeta en un futuro no muy lejano. Dos años después, ha plasmado estas teorías cargadas de datos y casos reales en el El mundo que viene, un libro de contenido científico-tecnológico y de cierto carácter motivacional, con el que transmite un mensaje cargado de optimismo sobre el entorno laboral y social en el que vamos a vivir en las próximas décadas.
Pronósticos como el estudio del Brooking Institution, en el que vaticina que en tan sólo dos décadas más de 3.000 millones de personas tendrán acceso a la clase media y que va a haber una reducción en 600 millones de personas en situación de extrema pobreza para 2015; declaraciones como la del presidente ejecutivo de Google, Eric E. Schmidt, en las que se atreve a predecir que en el año 2020 toda la población mundial estará conectada a Internet; e investigaciones en la aplicación de la tecnología en el campo de la salud para desarrollar retinas artificiales que permitan ver a los ciegos o la creación de nuevos órganos mediante la biología sintética y la impresión 3D son algunas de las cifras y de los ejemplos reales sobre los que Juan Martínez Barea sustenta la poderosa y atrevida convicción de que “vamos a vivir el mejor momento de la historia de la humanidad”.
Martínez-Barea es optimista por naturaleza, quizá porque no le queda otra debido a su condición de emprendedor social –el andaluz es actualmente CEO y cofundador de Universal Diagnostics, una startup que basa su actividad en crear métodos y productos para prevenir el cáncer– y por su nuevo propósito como divulgador y comunicador de los progresos tecnológicos y científicos que nos depara el nuevo mundo que viene. TICbeat ha querido charlar con Martínez-Barea sobre sus tesis y argumentaciones expuestas en su nuevo libro, así como de su trabajo en el campo de la biomedicina e inspirando a futuros emprendedores.
TICbeat.- En El Mundo que viene incluye una cita de Albert Einstein en la que habla sobre las crisis económicas. Dice así: “La crisis es la mayor bendición que puede sucederle a las personas y países porque la crisis trae progreso. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es rutina”. Entiendo que usted y muchos estarán de acuerdo con esta afirmación, pero tanto como para que el genio alemán calificase a las crisis como una bendición…
Juan Martínez-Barea.- Entiendo que las personas que han sufrido en sus carnes la crisis no pueden estar de acuerdo con esta cita. Todos conocemos a gente cercana a nosotros que han sufrido mucho con esta crisis y, por ello, parecería frívolo congratularse de ella. Pero esta frase tiene un carácter más global, puesto que significa mirar a la crisis desde arriba y verla como un proceso de mejora para la sociedad en su conjunto. Sin la crisis no habrían aflorado tantos y tantos problemas y errores de nuestra sociedad actual. Problemas éticos y morales como la corrupción galopante o, los económicos, como es la falta de competitividad y de capacidad de innovación de muchas de nuestras empresas por la hasta hace poco dependencia brutal del sector de la construcción. Las crisis traen progresos porque nos obligan a mejorar y a evolucionar. Sin crisis, viene el acomodamiento. Pero insisto, publicando este tipo de citas en el libro sólo intento buscar la parte positiva de la crisis para que nos haga mejores como sociedad.
La crisis traen progresos porque nos obligan a mejorar y evolucionar. Sin crisis, viene el acomodamiento”
TB.- Durante la mitad del libro describe tres grandes megatendencias mundiales que se están sucediendo y que, según su teoría, van a ir en aumento hasta el final de esta década: la hiperconectividad, la aceleración tecnológica y los casi 4.000 millones de personas que habitan los nuevos países emergentes. Estas tres tendencias conforman lo que usted denomina como “El gran tsunami”, una gran ola que lo va a cambiar todo y de la que precisamente no hablan demasiado los mass media. ¿Nos podría resumir brevemente en qué consisten estas megatendencias y por qué es tan importante que seamos conscientes de esta gigantesca ola de cambio?
JMB.- La primera gran tendencia es la aceleración de la tecnología. Todos los sectores se van a convertir en sectores de alta tecnología, hasta los más tradicionales. En los últimos quince años las telecomunicaciones y las tecnologías de la información lo han invadido todo pero, además, hasta el final de esta década vamos a ver la explosión de la biotecnología, de la robótica, de la inteligencia artificial y de la energía solar. La segunda megatendencia es la hiperconectividad. El mundo desarrollado ya está hiperconectado gracias al incremento fulgurante del Internet de las cosas y a la accesibilidad a la Red de Redes –las estadísticas auguran que en 2020 casi 7.000 millones de personas estarán conectados a Internet, prácticamente toda la población mundial–. La tercera gran tendencia será la irrupción de más de 4.000 millones de personas de los países emergentes con hambre y ambición por comerse el mundo y su incorporación a la primera fila de la competencia mundial. En 2020, siete de las doce economías más grandes del mundo serán países emergentes: China la primera, India la tercera, Rusia la quinta, Brasil la séptima… Cada una de estas tres grandes tendencias por sí sola podría tener un enorme impacto en todo el mundo pero, ¿y si coinciden en el tiempo? La respuesta: una ola brutal de cambio.
TB.- Lleva tiempo comunicando en diferentes charlas, y lo recalca a lo largo de todo el libro, que el mundo de hoy y el que nos espera en los próximos años es, y va a ser, el mejor momento de la historia de la humanidad por las oportunidades que se nos brindan principalmente las nuevas tecnologías. Pero claro, sobreviviremos o triunfaremos sólo si estamos preparados. ¿Cómo se puede estar realmente preparado ante un mundo tan hipercompetitivo y en el que las nuevas TIC parece que lo abarcan todo y no todo el mundo es capaz de dominarlas y comprenderlas?
JMB. Afirmo que es el mejor momento de la Historia, pero no que sea un mundo perfecto porque seguirán habiendo grandes problemas por resolver. Hay varias razones para pensar así. La primera y que considero fundamental es porque la geografía está perdiendo importancia y ahora más que nunca antes nos acercamos hacia la era de la meritocracia puesto que personas de todo el mundo, estén donde estén, podrán competir con los mejores del mundo. La historia del ser humano ha sido la historia de la lucha contra el entorno y las circunstancias, marcada por donde uno ha nacido y vivido. A vista de pájaro es realmente la historia del Norte rico y del Sur pobre. Hace cincuenta años no era lo mismo nacer en Londres que en un pueblo de Segovia, pero hoy en día un niño de un pueblo de Segovia tiene acceso, a través de Internet, a todo el conocimiento del mundo así como pequeñas startups, nacidas en ciudades del Sur, pueden competir con las mejores startups de Silicon Valley.
La geografía está perdiendo importancia y ahora más que nunca antes nos acercamos hacia la era de la meritocracia puesto que personas de todo el mundo, estén donde estén, podrán competir con los mejores”
TB.- Menciona casos de éxito en países subdesarrollados de jóvenes sin apenas sin recursos y que ahora son líderes mundiales, como William Kamkwamba o Roya Mahboob, pero digamos que son pocos ejemplos para tantos millones de personas en situación de extrema pobreza y porque aún sigue habiendo más de 1.500 millones de personas que no tienen acceso a Internet. ¿Sigue firmemente convencido de que las fronteras geográficas no son tan determinantes hoy en día como lo eran antes gracias, en gran parte, a la Red de Redes?
JMB.- Cada vez serán más los ciudadanos del Sur quienes tengan un papel preponderante en el mundo. Debemos ser conscientes de que actualmente hay menos de 3.000 millones de personas conectadas a Internet pero, y según datos de Google, en 2020 estarán conectados 7.000 millones de personas. Además, en África, a día de hoy ya hay un 70% de penetración del teléfono móvil y están llegando smartphones con un precio de 25 euros. Tomando como base estos datos, ¿se imaginan a todas esas personas de África conectadas a Internet? De pronto millones de jóvenes de todo el mundo podrán acceder, por poner un ejemplo, a las clases de MIT, de Harvard o de Stanford. Entonces, ¿es este un mundo mejor o peor del que hemos vivido hasta ahora?
TB.- En el mundo laboral que se nos presenta en los próximos años usted describe un mercado del trabajo con dos tipos de profesionales, los de alta competitividad y los trabajadores low cost, y en el que los trabajos fijos irán desapareciendo progresivamente para dar paso a trabajadores empresarios de sí mismos que irán colaborando por proyecto y a corto plazo. ¿Cuánto tiene que ver en este nuevo escenario las nuevas TIC y la capacidad de trabajar a escala internacional y con la gran flexibilidad que otorga Internet?
JMB.- Ante la emergencia de los robots y la automatización en muchas de las tareas rutinarias que se hacen actualmente, desde las fábricas, los almacenes y hasta la propia conducción, van a desaparecer muchos puestos de trabajo de bajo valor añadido. Mientras tanto, van a crearse millones de puestos de trabajo de alto valor añadido para ingenieros, informáticos, diseñadores e, incluso, para profesiones que ahora mismo no nos imaginamos. Además, esos 4.000 millones de personas del mundo emergente se van a convertir en nuestros competidores más directos ya que van a luchar por millones de puestos de trabajo que antes estaban “cerrados” a la competencia mundial. Internet es el gran “aplanador” que hace que cualquier persona pueda competir con nosotros, esté donde esté. Es un panorama de altísima competencia, pero también de inmensas oportunidades. Los que estén preparados podrán acceder a proyectos en el mundo entero, multiplicando por 1.000 sus oportunidades.
TB.- Me da la sensación de que por la carrera profesional que ha llevado, siendo emprendedor y estando siempre en contacto con el mundo del emprendimiento, tiene muy presentes los versos que tanto popularizó Nelson Mandela: “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”. De hecho, ha creado un mapa de carreteras como consejo para tener un rumbo en la vida y para alcanzar nuestros objetivos. ¿Por qué es tan importante para usted pasar a la acción y convertirnos en emprendedores?
JMB.- Creo que este mundo que viene exigirá que todos saquemos al entrepreneur que llevamos dentro. No que todos seamos empresarios, pero sí que demos un paso hacia delante y asumamos el control total sobre nuestra vida, que tengamos iniciativa para crear nuevos proyectos, que tengamos capacidad de innovar para ser diferentes, que nos arriesguemos, que salgamos de nuestra zona de confort para crecer como personas y como profesionales, y que, en definitiva, hagamos de nuestra existencia una lucha por conseguir algo grande, algo que haga que merezca la vida merezca la pena.
TB.- Pasando al plano personal, y concretamente a su carrera como entrepreneur, usted es actualmente el CEO de Universal Diagnostics, una startup que focaliza su trabajo en el campo de la biomedicina y en la lucha contra el cáncer. ¿Cuál es su línea de trabajo y en qué están focalizados actualmente?
JMB.- Somos una empresa nacida en España, pero profundamente global, que está trabajando en el desarrollo de test de sangre para la detección temprana de cáncer, cuando la enfermedad es aún curable. Estamos a punto de terminar nuestro primer prototipo, un test de sangre para la detección en sus primerísimas fases del cáncer de colon y que tiene un porcentaje de fiabilidad del 95%. Después de éste vendrán los test de detección del cáncer de pulmón y del de mama.
TB. A propósito de Universal Diagnostics, en El Mundo que viene comenta que la medicina va a dejar de ser curativa para pasar a ser preventiva y personalizada, es decir, que se va a poder prevenir futuras enfermedades que podamos llegar a tener gracias a la biotecnología. ¿Cuánto hay de real en esto?
JMB. A día de hoy ya es posible que cualquiera de nosotros se haga un análisis genético a partir de su saliva para obtener información sobre qué enfermedades son las que desarrollará con mayor probabilidad a lo largo de su vida. Estos métodos abren la puerta a la medicina preventiva a través de la cuál podremos adecuar nuestros hábitos de vida para no desarrollar las enfermedades que podría llegar a tener en un futuro no muy lejano.
TB.- Para concluir la entrevista, vuelvo a citar una frase del libro en la que comenta que no se muestra “optimista” respecto a España como país porque puede “quedarse como una rana en este nuevo mundo, como un país no preparado para competir con los mejores”. Con respecto a cinco o seis años atrás, hay más startups tecnológicas que nunca e, incluso, hasta parece que existen hasta demasiadas aceleradoras e incubadoras. Tan mal no estaremos, ¿no cree?
JMB.- España tiene un potencial enorme y está llena de jóvenes con talento y con la preparación suficiente para liderar nuestro futuro. El principal problema para mí es la mentalidad de gran parte de la sociedad, que sigue anclada en que sean otros, como el gobierno o las grandes empresas, los que resuelvan su futuro. Hemos de producir un enorme cambio en nuestra cultura como país para que todos asumamos que el futuro de cada uno depende sólo y exclusivamente de nosotros mismos. España no es una idea abstracta, sino que es la suma de todos y cada uno de los españoles. Tenemos que asumir una mentalidad global, ser más ambiciosos e idealistas, conectarnos con los polos globales de innovación, lanzar proyectos y nuevas empresas y, en definitiva, luchar por hacer que nuestra vida tenga sentido e impacte en los demás.
Vídeo: Juan Martínez-Barea en el TEDx Sevilla de 2013.
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